Visitar un pueblo sin salir de la capital

Muchos, cuando van de visita a una ciudad, una capital, y más si es Barcelona, les gustaría salir a visitar los alrededores, algún pueblo para conocer algo más y desconectar del bullicio de una capital tan activa y artística como la Ciudad Condal. En ella se han desarrollado eventos de renombre internacional como la Exposición Universal de 1888, la  celebrada en Montjuic  Exposición Internacional de 1929, los Juegos Olímpicos de 1992 o el Fórum Internacional  de las Culturas de 2004.     

   Si a esto unimos el conjunto de monumentos  patrimonio de la Humanidad que posee,  y el amplio y enorme mundo artístico que encontrarán en sus calles, la verdad es que abandonarlas para ir de visita a las afueras, sobre todo cuando quizás el tiempo  del que disponen en escueto da, cuando menos, una entendible pereza.

Pero eso ya no es problema, al menos aquí, porque dentro de Barcelona tienen uno de los pueblos más extraordinarios que puedan existir dentro de una gran ciudad.

Barrio de Gracia

Es el barrio de Gracia. Uno de los más populares y activos de Barcelona. Conocido en la ciudad como el barrio bohemio, donde conviven artistas, diseñadores y estudiantes, es en la actualidad un barrio profundamente cosmopolita que ha sabido mantener su antigua esencia de pueblo independiente. De hecho, este barrio de Barcelona conserva tradiciones antiguas que se han mantenido a lo largo de los años.

Pero en Gracia hay mucho que hacer, aparte de vivir sus calles y conocer sus gentes, que ya es mucho más.

Un  breve repaso por su historia les dará la clave para saber de dónde le viene ese tipismo y tradición del que hace gala hoy en día.

Hasta el siglo XVIII, el barrio de Gracia era un pueblo rural articulado por dispersas masías típicamente catalanas, conventos religiosos y alguna casa señorial que la alta burguesía de Barcelona utilizaba para el veraneo.

A partir del siglo XIX, con la Segunda Revolución Industrial y el derribo de las murallas medievales que aprisionaban Barcelona, el barrio se convirtió en pieza clave de la expansión urbanística de la ciudad.

Los antiguos campos de cultivo se convirtieron en terrenos para edificar e instalar las nuevas industrias. La urbanización del Paseo de Gracia, lugar favorito para los paseos dominicales de los burgueses, propició que la Vila de Gràcia se anexionara definitivamente a Barcelona en el año 1897.

En definitiva, no se lo pierdan. Entren en Villa de Gracia en Barcelona, y descubran por qué para visitar un pueblo no siempre hace falta salir de la capital.