Qué hacer antes del examen de la EvAU para que la salud no nos juegue una mala pasada

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Sagrario López Ortega, Universidad de Granada

Último curso de bachillerato. Un año entero preparando el examen que, a priori, le permitirá elegir la carrera que estudiará. Esta es la idea que muchos jóvenes tienen en la cabeza durante el periodo de estudio previo al examen de la EvAU (Evaluación para el Acceso a la Universidad), el cual se realiza durante el mes de junio en las universidades españolas.

En periodos de exámenes (o cualquier situación que suponga una evaluación para uno mismo), es habitual que aumente el nivel de estrés y que estemos más activados. De hecho, esta situación es útil porque nos prepara para la acción.

La clave no es evitar dicha activación (o lo que frecuentemente llamamos ‘estar nerviosos’) ya que entonces sucedería todo lo contrario, es decir, aumentaríamos esa sensación.

Por eso, hoy repasamos algunas claves que puedan ayudarnos a no perder la calma y evitar que la salud nos juegue una mala pasada en el examen.

Buscar un método de estudio apropiado

Es importante crear un espacio libre de distracciones. Será mejor que durante las horas de estudio apartemos de nuestra mirada a distractores tan potentes como el móvil, internet, televisión, y evitemos estudiar en lugares de paso de otras personas.

Asimismo, es útil identificar nuestro momento de mayor energía. Por ejemplo, podemos planificar las tareas y actividades que exigen mayor esfuerzo durante las horas en las que tenemos más fuerza. Por el contrario, reservaremos las horas de menos energía para el descanso y actividades más relajadas, como limpiar la habitación. Igualmente, es conveniente intercalar asignaturas y descansos.

Otro punto importante es la organización del estudio. Así lograremos abarcar todas las tareas necesarias antes del examen, como revisar material, hacer esquemas, repasar cada tema, etc.

Pero no se ponga más presión de la necesaria. Comience de forma progresiva, sea constante y recuerde que “las ganas vienen haciendo”. Establezca metas a corto plazo y afróntelas de una en una para no saturarse.

El momento de repaso, nunca para el final

Por último, no nos olvidemos de una parte fundamental del estudio: el repaso. Aunque sea la última de la que hablemos, es importante que en nuestro programa no la dejemos para el final, ya que ello generará demasiado estrés y nos hará dudar de lo que sabemos. Por el contrario, hacerlo con frecuencia nos permitirá aumentar la confianza en nosotros mismos.

Respecto a estas revisiones, debemos utilizar una técnica apropiada: leer tratando de memorizar esquemas y resúmenes, escribir lo que se recuerda sin tener el material delante, desarrollar el tema esquematizado de forma oral o escrita, consultar, si es necesario, los apuntes o el libro, simular el examen, emplear reglas mnemotécnicas para memorizar conceptos difíciles y espaciar los repasos en el tiempo.

Por último, no podemos olvidar el darnos recompensas por el trabajo bien hecho. Esto ayuda a no sentir resentimiento hacia la tarea hecha y hacia lo que aún te queda por hacer.

Huir de los imprevistos de última hora

Para evitar que el estrés de esta situación aumente por un imprevisto, repasaremos algunas tareas importantes que debemos tener en cuenta antes del examen:

  • Comprobar con antelación el día, lugar, hora y si es necesario algún material específico para el examen: (bolígrafo, lápiz, goma, DNI, resguardo de matrícula, calculadora, diccionario, botella agua, chocolatina y, como no, mascarilla, gel hidroalcohólico y pañuelos).
  • Revisar el trayecto desde casa hasta el lugar del el examen y el medio de transporte necesario para llegar. Si va a utilizar un bonobus o tarjeta de metro, revise que tenga suficiente dinero. En caso de que utilice su propio coche, revise las zonas para aparcar o busque un parking cercano. Por si acaso los lectores de tarjetas no funcionan, lleve siempre algo de dinero en metálico.
  • Estar en contacto con otros compañeros con respecto a estos temas para evitar posibles errores.

Técnicas útiles para gestionar las emociones

Si con todo ello necesitamos gestionar la ansiedad y regular nuestras emociones, hay otras técnicas que pueden ayudar:

  • Respiración abdominal. Ésta consiste en respirar pausadamente llenando totalmente los pulmones desde el abdomen, algo que no solemos hacer en la respiración normal.
  • Mindfulness (atención plena al momento presente). Se trata de ser consciente del aquí y ahora, sin ánimo de juzgar o valorar lo que se está pensando o sintiendo.
  • Tensar y relajar diferentes grupos musculares. Por ejemplo, tense los hombros durante pocos segundos y a continuación déjelos caer. Sentirá la sensación de relax que esta técnica produce y aprenderá a identificar estados de tensión de los músculos para relajarlos seguidamente.
  • Si aparecen pensamientos distractores y recurrentes que amenacen su concentración o autoestima (“voy a suspender”, “no me va a dar tiempo”), puede sustituirlos por respuestas racionales (“tengo la capacidad de aprobar”, “sólo necesito trabajar más”), pensamientos que le ayuden a manejar el estrés (“un poco de activación me puede ayudar”, “así lo haré lo mejor que pueda”) y pensamientos que le ayuden a mantenerse concentrado (“puedo responder a la pregunta si elaboro la respuesta en pequeños subapartados”).

Si estas estrategias no le funcionan, anote los pensamientos en un papel y siga trabajando bajo la “promesa” de que después se ocupará de ellos.

Día del examen, más allá del repaso

Como hemos comentado, el tiempo disponible antes del examen no será únicamente para repasar. Hay otras muchas tareas que, más allá de estudiar, nos ayudarán a ser más efectivos durante la prueba.

  • Levántese temprano, dúchese, arréglese y desayune (nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan nutrientes para funcionar adecuadamente).
  • Vaya con tiempo suficiente para llegar a la sede del examen, localizar las entradas al edificio y concretar el aula.
  • Busque algún sitio para sentarse en el que esté cómodo y trate de calmarse con alguna de las técnicas indicadas previamente, por ejemplo con la respiración abdominal.
  • Evite mantener conversación con los compañeros que le pongan nervioso.

Aplicar las técnicas también durante el examen

Las técnicas de relajación que hemos visto pueden aplicarse en cualquiera de las fases. Sí, también durante el examen. Si lo encuentra necesario, tómese un par de minutos de descanso para practicarlas.

Si puede elegir el sitio, intente colocarse en el que esté más cómodo. Trate de evitar las zonas más próximas a la puertas. Una vez que haya recibido el examen, lea las instrucciones un par de veces y organice su tiempo de forma eficiente. Durante la duración del mismo, respete el silencio.

Aunque nuestro primero impulso sea volcar toda la información previamente estudiada, será conveniente pararnos a pensar antes de escribir y trazar un esquema para ordenar las ideas y no olvidarnos de nada importante. No se trata de hacer un primer examen en sucio, ya que lo más probable es que no le quede tiempo para pasarlo más tarde a limpio.

Al igual que recomendábamos durante el periodo de estudio, empiece con las preguntas más sencillas, lo cual ayudará a afrontar con mayor seguridad las preguntas más difíciles.

Asimismo, cuide la presentación y limpieza de su examen. Redacte con brevedad y precisión. Comience por conceptos claves para posteriormente desarrollar cada uno de ellos.

Y ahora sí, antes de entregar el examen es fundamental el repaso, para comprobar que ha respondido a todas las preguntas que quería. No se apresure si ve a otras personas terminar antes. Cada uno trabaja a su ritmo. Una vez acabado el examen, recuerde que no es necesario hablar de las respuestas con sus compañeros si ello le va a perjudicar su desempeño en los siguientes exámenes.

Por último, no olvide darse algún premio por haber hecho el examen, independientemente de cómo crea que le haya salido. Tenemos que premiar siempre el esfuerzo realizado y no tanto el resultado inmediato.The Conversation

Sagrario López Ortega, Psicóloga del Gabinete Psicopedagógico UGR, Universidad de Granada

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.