Petra, la ciudad de piedra en Jordania

Petra

PetraCRUCERO DE POSICIONAMIENTO: CON LA BRÚJULA HACIA LA ANTIGUA PERSIA (12)

Tras dejar la península del Sinaí en Egipto a nuestra izquierda y Arabia Saudita a nuestra derecha, aquel nuevo día -martes, 10 de diciembre de 2018-, navegábamos entre Israel y las montañas de Jordania hacia el puerto de Áqaba (que es el único puerto del país), donde llegaríamos a las nueve de la mañana.

Temprano, y desde el balcón del camarote, el cegador amanecer jordano nos despabilaba…

Aquella mañana Carlos y yo estábamos más ilusionados de lo normal…

En el itinerario de un crucero siempre hay excursiones estrellas.

Y nosotros teníamos dos: la excursión a Petra en Jordania y la excursión a Jerusalén en Israel.

Nota: mi recomendación en este crucero es que reserves con antelación las excursiones, sobre todo las de Jordania e Israel (se agotan con rapidez).

Nosotros, como medida de precaución y también, como no, por motivos de seguridad, estas dos las reservamos con la naviera varios meses antes.

También considero que países como Egipto, Jordania e Israel merecen ser visitados en viajes, independientes o combinados.

PROGRAMA DE LA EXCURSIÓN ELEGIDA EN JORDANIA

-Siq al-Barid (Little Petra o la Pequeña Petra).

-Pueblo neolítico en Beidha (o Bayda).

-Comida en Wadi Musa.

-Desfiladero El Siq.

-Petra, la ciudad de piedra.

El trayecto en autobús, desde la ciudad de Áqaba hasta los lugares de interés histórico que visitaremos, es de unas dos horas.

La excursión incluye un par de recorridos a pie, a los que hay que sumar las dos horas y media que los excursionistas tendrán para visitar la ciudad de piedra de Petra, por libre.

Recomendación: llevar ropa deportiva, calzado cómodo y una botella de agua.

Prohibiciones: queda terminantemente prohibido acceder al interior del yacimiento arqueológico de Petra con cualquier tipo de alimentos.

La excursión (con guía en inglés) no es apta para personas que tengan dificultades para caminar.

Duración de la excursión: 10 horas, aproximadamente.

AVENTURA EN JORDANIA

A la hora asignada el grupo de personas que formábamos la excursión dejamos el puerto de Áqaba y comenzamos la aventura en Jordania, cuyo nombre oficial es Reino Hachemita de Jordania.

Ya en carretera, el paisaje desértico y montañoso que atravesábamos, nos ponía en antecedentes…

SIQ AL-BARID

Siq al-Barid (“cañón frío” en árabe) o la Pequeña Petra es un yacimiento arqueológico, sito a pocos kilómetros al norte del Centro de Visitantes del Parque Arqueológico de Petra.

En la entrada hay un pequeño templo (santuario de Dushara, Señor de la montaña, principal deidad de la religión politeísta de los nabateos).

En el interior encontramos una presa, triclinios y biclinios (comedores), cisternas de agua y una empinada escalera.

En la Pequeña Petra se puede acceder a las plantas superiores de las diferentes edificaciones (biclinios y triclinios).

 

La presencia de beduinos -hombres árabes nómadas- vendiendo souvenirs, con sus objetos personales a cuestas, como los caracoles, da que pensar que viven en la zona. Les verás solos o cuidando de los animales; descansando a la sombra o en sus jaimas, fumando en cachimba, tocando música…

(En esta zona arqueológica el guía nos dejó diez minutos para que husmeáramos libremente).

PUEBLO NEOLÍTICO DE BEIDHA

A 800 metros de la entrada a Little Petra se encuentra el pueblo neolítico de Beidha (o

Bayda). Este sitio arqueológico ofrece una visión innovadora de la historia del hombre.

Este antiguo asentamiento tiene más de 9000 años. Coincide en el tiempo con la fase final de la Edad de Piedra, cuando los seres humanos comenzaron a vivir en comunidades establecidas y desarrollaron una economía basada en el cultivo de plantas y animales domesticados, pasando de ser cazadores a recolectores, lo que supuso el punto de inflexión en la evolución de la humanidad.

El pueblo de Beidha estuvo habitado entre los años 8500 a. C. – 5500 a. C. (aproximadamente).

Para que el visitante se haga una idea de cómo eran las viviendas del pueblo neolítico de Beidha, los arqueólogos han construido casas neolíticas, a tamaño real.

COMIDA EN WADI MUSA

Tras visitar el asentamiento neolítico de Bayda, y antes de dirigirnos al Centro de Visitantes del Parque Arqueológico de Petra, paramos a comer en Alqantarah Restaurant.

El restaurante, en la localidad de Wadi Musa y muy próximo al yacimiento arqueológico, ofrece un buffet libre con comida mediterránea y platos típicos de Oriente Medio.

Como no podía ser de otro modo, en Algantarah Restaurant no falta el mansaf.

El mansaf es un plato tradicional de la cocina jordana, de origen beduino. Los principales ingredientes son: arroz, carne de cordero y el ŷamid (pelotita de yogur seco elaborado con leche de cabra o de oveja).

Ya en el restaurante, algo que me llamó bastante la atención, y me hizo sonreír, fue el detalle de ver que sobre las mesas hay servilletas de tela de color rosa. Claro guiño hacia la ciudad de Petra.

CENTRO DE VISITANTES DEL PARQUE ARQUEOLÓGICO DE PETRA

Del restaurante fuimos directos a hacer la fila para entrar al parque arqueológico.

A la izquierda del centro de visitantes la grandiosa frase I LOVE PETRA, en blanco y rojo, sugiere que te hagas una fotografía.

Una vez en el interior el grupo se disgregó y cada cual dispuso del tiempo dado por el guía (dos horas y media).

Advierto de antemano, que en dos horas y media, ni yendo a matacaballo como íbamos nosotros, sobre todo a la vuelta, no es posible ver toda la ciudad de Petra.

EL SIQ

El estrecho y profundo desfiladero del Siq es la entrada o paso principal a la ciudad perdida de Petra. El valle en el que se emplaza se conoce como Bab as-Sīq (“puerta de la garganta” en árabe).

El desfiladero está encajonado en paredes verticales que tienen una altura de entre noventa y uno y 182 metros. Durante el recorrido de 1,2 kilómetros de longitud, que serpentea, agrandándose y estrechándose -en algunos puntos no llega a los 3 metros-, verás edificios esculpidos en la roca y pinturas murales únicas.

Nota: para los que no quieran hacer el recorrido a pie tienen la opción de hacerlo a caballo.

Entre la entrada del parque arqueológico y la del Sif encontramos la Tumba Djinn (derecha) y la Tumba del Obelisco (izquierda).

La Tumba del Obelisco es un complejo funerario formado por cuatro grandes obeliscos  (o nefeshes) de estilo egipcio.

Posiblemente los cuatro nefeshes encarnan a las personas que fueron enterradas en las cuatro tumbas en los laterales de la cámara interior.

El complejo funerario es único en la arquitectura nabatea.

La Tumba de Djinn, o Bloques Djinn, son tres grandes bloques de piedra.

Según los beduinos estos bloques eran la morada de espíritus malvados o genios (djinns) o representaciones de dioses y diosas que protegían las cisternas con las que abastecían de agua a la ciudad en la época bizantina.

Ambas creencias son conjeturas.

Al final del bello y colorido desfiladero se descubre el Tesoro.

PETRA, LA CIUDAD DE PIEDRA (CIUDAD PERDIDA O “CIUDAD ROSA”)

La deslumbrante ciudad perdida de Petra, antigua capital del reino nabateo, que fue fundada como ciudad funeraria, es el yacimiento arqueológico más importante de Jordania, uno de los más visitados del país, y del mundo.

En el yacimiento encontraremos restos romanos, nabateos y bizantinos.

Petra (o Raqmu) se encuentra en un valle angosto del desierto jordano y está excavada y esculpida en rocas de piedra arenisca rosa (de ahí el nombre de «Ciudad Rosa»).

Los monumentos excavados en la roca del valle reciben el nombre de hemispeos. Los más famosos son el Tesoro y el Monasterio.

La ciudad fue levantada, que no construida, por los edomitas en el siglo VIII a. C.

A partir del siglo VI a. C. y bajo la dominación nabatea, alcanzó su máximo esplendor, por pasar por ella varias rutas comerciales, de las que destacaba la Ruta de la Seda, y servir de hospedaje a las caravanas.

Nota: en algunos relieves del Siq quedan restos de la importante actividad comercial que tuvo la ciudad.

El cambio de la importante y popular ruta comercial, en el siglo VI d. C., unido a las inundaciones, las tormentas de arena y los terremotos -la región se encuentra donde la placa tectónica arábica se separa de la placa tectónica africana- hizo que Petra fuera abandonada por sus habitantes y cayera en el olvido.

En 1812 el explorador y viajero suizo Johann Ludwig Burckhardt (quien también se hizo llamar Jean Louis y John Lewis) redescubrió las ruinas de Petra.

El conjunto monumental de Petra que se puede visitar solo es un veinte por ciento del total de la ciudad perdida. No debemos olvidar que en la ciudad nabatea llegaron a vivir más de 30.000 personas.

Para esculpir las tumbas, templos y santuarios, los nabateos emplearon sistemas avanzados agrícolas y complejas redes de conducción de agua.

Añadir que, en las excavaciones que se realizan aún se siguen desenterrado edificios y monumentos.

El 6 de diciembre de 1985 el conjunto monumental fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Desde el 7 de julio de 2007 Petra forma parte de las siete maravillas del mundo moderno.

EL TESORO DE PETRA

El Tesoro (Al-Khazneh), es un mausoleo colosal de dos niveles, los cuales están decorados con seis columnas con capiteles de estilo corintio que soportan un frontón y relieves escultóricos. Por su belleza y refinamiento, causa una fuerte impresión visual en el visitante.

Al-Khazneh podría ser la tumba de Aretas IV, rey nabateo que reinó del 9 a. C. al 40 d. C. Pero igual que ocurre con los Bloques Djinn, y el resto de las tumbas de la cuidad perdida de Petra, no hay datos que lo confirmen.

El admirado monumento aparece en la película Indiana Jones y la última cruzada (1989).

Gracias a que el arqueólogo y aventurero, Indiana Jones -interpretado por el actor estadounidense Harrison Ford-, viajara en la ficción a un lugar llamado “Cañón de la Media Luna” (que guarda el Santo Grial), el Tesoro es uno de los monumentos más

conocidos de Petra.

LA LEYENDA DEL TESORO

Cuenta una leyenda que los piratas escondieron el tesoro de un faraón egipcio en la cúpula en forma de urna que hay en la glorieta central del segundo nivel del monumento. Los beduinos, en busca de las riquezas ocultas, realizaron disparos en la urna. Es por ello que en la fachada se aprecian pequeñas marcas de disparos.

CALLE DE LAS FACHADAS DE TUMBAS

En la zona donde se abre el Siq (Calle de las Fachadas) aguardan gran cantidad de terrazas con fachadas de tumbas, y cuevas.

A la derecha, en la hilera superior de la ladera del macizo rocoso del Jabal al-Khubtha, sobresale la Tumba de Uneishu.

Al final de la calle, y frente a la Tumba de Uneishu, veremos el magnífico Teatro Romano.

El teatro fue excavado en la roca de la ladera por sus segundos pobladores (los nabateos), a los que no debió importar destruir tumbas superiores.

En el siglo II d. C., bajo el mandato del emperador Trajano, fue reformado por los romanos, a fin de agrandar el aforo.

Tras la remodelación el teatro pasó de acoger a unos 3000 espectadores a más de ocho mil.

Los restos del teatro nabateo-romano de Petra tienen un graderío (cávea) semicircular con cuarenta y cinco filas de asientos divididos por dos diazomatas -pasillos abiertos horizontalmente que separan las gradas en sectores-, y por siete escaleras.

Delante del teatro, y en un lateral, se conservan dos pares de columnas.

TUMBAS REALES

Las “Tumbas Reales” se alzan en la hilera superior de la ladera del macizo rocoso del Jabal al-Khubtha. Todas están muy deterioradas.

Aun llamadas reales, no hay evidencias que confirmen que en ellas fueran enterrados reyes nabateos. Sin embargo, no cabe duda que los que mandaron excavarlas fueron personas ricas y poderosas.

Los colosales mausoleos se agrupan en:

-Tumba de la Urna o Tribunal. Esta tumba tenía la función de tribunal o archivo. (foto 997)

-Tumba de la Seda, llamada de la Seda por presentar una fachada con un veteado policromárico donde se aprecian tonos rojizos, azules, blancos y grises. (foto 1008, izquierda)

-Tumba Corintia. Esta tumba tiene gran semejanza con el Tesoro.

-Tumba del Palacio o Tumba de los Tres Pisos. (foto 1010)

En la parte derecha de esta zona, mientras Carlos esperaba abajo (sufre de vértigo),  ascendí y anduve correteando de aquí para allá, y me adentré en algunas edificaciones.

Continuamos por la Vía de las Columnas para ver el Gran Templo…

Pero como el tiempo apremiaba, al poco de llegar -muy a nuestro pesar-, nos dimos la vuelta.

Y nos fuimos de Petra sin ver, entre otros, Ad Deir (El Monasterio).

Fuera del centro de visitantes el autobús aguardaba para regresar al puerto, y al barco… Pero… Por mucho que apremiara el tiempo, ¿Cómo nos íbamos a marchar de este maravilloso lugar con las manos vacías?

A pocos metros de la entrada al desfiladero hay unas tienditas. En ellas compramos imanes, postales y unos regalitos.

Ah, y Carlos me compró un bonito fular de cachemir con flecos.

El crucero estaba a punto de rozar el meridiano de los días de viaje.

La visita a Petra, la ciudad de piedra, la aventura que hay que vivir al menos una vez en la vida, había sido agridulce.

Por mi cabeza planeó el interrogante: ¿cuándo regresaremos para ver lo que no hemos visto hoy? De haberme podido oír mi marido, por ser una persona reflexiva, muy acertadamente habría dicho:

“La vida es una gran aventura, y hay que vivirla día a día, sin pensar en el mañana. Porque lo importante NO es lo que nos queda por hacer, sino lo que YA hemos podido disfrutar”.

Por Carolina Olivares Rodríguez.