Parque Nacional de Tortuguero

TRASLADO DE SAN JOSÉ DE COSTA RICA Al PARQUE NACIONAL DE TORTUGUERO (LIMÓN)

A las cinco de la mañana sonó el despertador. Nos levantamos, duchamos y bajamos a desayunar pues a las seis nos recogerían para llevarnos al Parque Nacional de Tortuguero.

Frente a la entrada del hotel se ve el Estadio Nacional de Costa Rica. El recinto se encuentra en el Parque Metropolitano La Sabana de San José y se emplea para diversos actos administrativos y deportivos, entre los que destacan los relativos a la Selección Nacional de fútbol y el atletismo.

Uno de los últimos días del viaje Iván y yo nos acercamos al lugar para dar una vuelta y visitar el estadio. Casualmente estaban celebrando un evento privado religioso en el que participaban varios colegios.

Dejando a nuestras espaldas la capital, el conductor del autobús condujo por la Ruta Nacional 32 -que va desde San José hasta la ciudad de Limón (en la provincia con el mismo nombre)- y atravesamos el bosque lluvioso del Parque Nacional Braulio Carrillo.

La ruta toma el nombre de Carretera de Braulio Carrillo en el trayecto de 64 kilómetros hasta la ciudad de Guápiles (provincia de Limón).

En el camino vimos el río Sucio, la Quebrada González; río Toro Amarillo, río Dos Novillos…

A pocos kilómetros del sector Quebrada González sufrimos un percance. Por estar la carretera en obras cortaron la circulación en un sentido y estuvimos parados tres cuartos de hora.

Tras la parada reglamentaria para desayunar en un bonito restaurante de Guápiles, avanzamos por terrenos rurales y pasamos por plantaciones de banana hasta el puerto fluvial Caño Blanco.

En el embarcadero, una vez montados en lancha con los obligados chalecos salvavidas, iniciamos una cómoda y segura travesía de hora y media por los bellos canales y la exuberante vegetación hasta el hotel tropical aislado Pachira Lodge en Tortuguero donde nos alojaríamos dos días en régimen TI (Todo Incluido).

MENCIÓN ESPECIAL Al PARQUE NACIONAL BRAULIO CARRILLO – CATEGORÍA UICN II

El Parque Nacional Braulio Carrillo es una extensa área silvestre (47. 588 hectáreas) localizada en las provincias de Heredia y San José -al noreste del Valle Central de la Cordillera Volcánica Central- que acoge los volcanes Bajo de la Hondura, Barva y Cacho Negro.

Junto al Parque Nacional Volcán Irazú, Parque Nacional Volcán Poás, otras áreas protegidas y el volcán Turrialba, integra la segunda Reserva de la Biosfera de Costa Rica. En 1988 la UNESCO le otorgó el estatus Área de Conservación Cordillera Volcánica Central.

El parque es un pulmón para San José.

MENCIÓN ESPECIAL AL RÍO SUCIO

El río Sucio pertenece a la subvertiente norte de la vertiente del mar Caribe (océano Atlántico). Su caudal arrastra una importante cantidad de material y sedimentos volcánicos, motivo por el cual sus aguas se tiñen de un color amarillento.

Río Sucio nace en el volcán Irazú y desemboca en el Sarapiquí.

LLEGADA Y ACTIVIDADES EN TORTUGUERO

Nada más llegar  al Parque Nacional de Tortuguero el personal del albergue nos obsequió con una bebida de bienvenida junto a la piscina, que muy acertadamente, tiene forma de tortuga.

Una vez nos dieron la información necesaria buscamos nuestra habitación, de estilo bungalow de madera. La nuestra estaba en la segunda planta. Era acogedora, con un toque rústico y tenía mosquiteras en las ventanas.

Tras dejar nuestras cosas, nos acercamos al restaurante para comer. De camino vimos heliconias, un colibrí revoloteando en las florecillas, una gran telaraña, con su araña central, por supuesto. Esta fue la primera de las muchas que veríamos en el parque.

El almuerzo y la cena del buffet estaban muy ricos. Podías elegir diferentes platos de ensaladas, vegetales; arroces, frijoles, pasta; carnes, pescados; y salsas para aderezar la comida. Y se podía beber agua y zumos. De postre había piezas de fruta y dulces.

Fuera del comedor hay surtidores de agua y una mesa con paquetitos de galletas saladas, bolsas de infusiones y té. También hay termos de café, leche y agua fría o caliente; sobres de azúcar y sacarina (todo de libre disposición).

Nuestro viaje incluía tres actividades en el Parque Nacional de Tortuguero :

-Recorrido a pie por el sendero de Pachira Lodge.

-Excursión en canoa por los canales del parque.

-Visita al pueblo de Tortuguero.

RECORRIDO POR EL SENDERO DEL HOTEL

El guía nos había dicho que estuviéramos a las cinco de la tarde junto al letrero indicador del sendero llamado El Poponjoche Trail (Pachira, aquaticapachira) para realizar el recorrido a pie, que es de aproximadamente un kilómetro.

El Parque Nacional de Tortuguero es un paradisíaco humedal compuesto por una jungla tropical y por una red hidrográfica. Su espacio marítimo está protegido al cien por cien y el terrestre en un 99 por ciento.

El Poponjoche Trail solo es una muestra y forma parte de ese 1 por ciento que puede visitarse.

Aquí fue donde constatamos que el hombre ha invadido el mundo animal. Pero por fortuna en toda Costa Rica los animales campan a sus anchas.

En este área silvestre -compuesta por tres bosques y una gran riqueza de fauna y flora- se han identificado once hábitats; 400 especies de árboles y 2000 de plantas.

El 24 de septiembre de 1970 el Parque Nacional de Tortuguero fue declarado Parque Nacional.

Ahora tocaba agudizar la vista y el oído.

Al poco escuchamos un monótono sonido que provenía de las copas de los árboles. Lo producía el pico de los tucanes.

El tucán, conocido como «plátano volador”, es una exótica ave monógama, omnívora -en peligro de extinción- que anida en los troncos de los árboles. Su belleza radica en el plumaje y en las dimensiones de su pico (unos 60 centímetros).

Avanzando por la senda asomaron los primeros monos araña.

Estos ágiles, grandes (8 – 9 kilos de peso) y marrones primates -mono araña de Geoffroy o Geoffroyi, género Ateles- se caracterizan por tener unas largas extremidades y una cola prehesil con la que se agarran, balancean y desplazan por las ramas de los árboles.

El mono araña de Costa Rica carece de dedo pulgar y posee una mano a modo de gancho.

El Ateles Geoffroyi es omnívoro y puede vivir unos treinta años.

Los genitales de las hembras suelen confundirse con los del macho pues cuelgan como un péndulo.

También los vimos y fotografiamos en Tamarindo (Guanacaste).

Mientras caminábamos por el senderito vimos un termitero. Más adelante el guía  señaló a la izquierda las hojas de un árbol y nos digo que antaño los nativos las usaban para hacer tabaco. Y deteniéndonos ante la indicación del aromático árbol Fruta dorada, Virola koschnyi, Myristicaceae, nos habló de sus efectos alucinógenos.

A medio camino nos topamos con un árbol que había estrangulado a otro. Y si te fijabas en los troncos se veían saurios (reptiles) camuflados.

Iván y yo lo recorrimos dos veces más y descubrimos más bichillos e insectos, como por ejemplo mariposas y unas gigantescas hormigas. La última vez -a pocos metros de la entrada y a la derecha- escrutamos entre la hojarasca tres crustáceos (cangrejos azules o jaibas).

Como no, por toda Costa Rica se ven lagartijas correteando.

EXCURSIÓN EN CANOA POR EL PARQUE NACIONAL DE TORTUGUERO

Al día siguiente -a las seis de la mañana, tras el desayuno- hicimos una excursión guiada en canoa de un par de horas por el insólito sistema de canales navegables del Parque Nacional de Tortuguero.

Al cuarto de hora de salir del embarcadero de Pachira Lodge despuntó un sol cegador. Y el amanecer nos obsequió con unas estampas maravillosas con tonalidades amarillentas y celestes.

Enfundados con chalecos salvavidas -y un particular rol de explorador- avanzábamos por las aguas… Entonces paramos al borde. Frente a nosotros, y en lo alto de las ramas de los árboles, colgaban montones de “bolsas alargadas”. El guía nos explicó que eran los nidos de un ave llamada Oropéndola Crestada (Conoto Negro o Conoto Yapú) y formaban parte de la colonia.

Cada nido mide unos 125 centímetros; por ellos volaban los cuerpecillos negros con colas amarillas de las oropéndolas crestadas.

Continuamos navegando. Por algunas partes las gruesas raíces de los árboles sobresalían y la verdosa vegetación se reflejaba en las aguas, creando una vista sensacional…

… Sss, el guía nos sugirió que estuviéramos sigilosos y atentos. Y tras fijar la mirada en el punto exacto que indicaba -ayudado con un puntero láser verde- distinguimos dos ojitos viscosos asomando de la superficie del agua ¡Eran los de un caimán! Pero, no no. No hay motivo de inquietud: los caimanes no son cocodrilos. Los caimanes son más pequeños que los cocodrilos, viven en aguas dulces y tiene el hocico en forma de “U”.

Además de primates, vimos algún que otro perezoso apoyado de espaldas en las ramas medias y altas de los árboles, e iguanas. Y águilas, y tucanes -solos o en pareja -posados en las copas o volando con su gracioso aleteo.

Y las bellísimas flores de La pachira aquatica (o Castaño de Guinea).

El guía parecía tener debilidad por las mimosas ya que nos habló en sucesivas ocasiones del abrir y cerrar de las hojas de esta especie arbórea.

Respecto a los monitos, lo más peculiar fue ver a las hembras cargando con sus crías o jugueteando con ellas, y a otros saltar de rama en rama.

Entre las especies de aves -con plumajes blancos, grises, negros, azules, marrones, de las que desconozco los nombres- observamos durante un rato el ruidoso cortejo de apareamiento de un par de pájaros que tenían un pico alargado y fino y estaban posados en las ramas bajas, a escasos metros el uno del otro.

En lo que el guía llamó pradera había un ave pequeña de color marrón que anidaba allí a la que definió como “pájaro amistoso”.

Dentro del tronco de un árbol una hermosa pareja de aves color verde cuidaba del nido expectante, ya que los tucanes se comen sus huevos.

Quizá uno de los momentos más sorprendentes fue cuando el acompañante del guía, quien llevaba unos prismáticos, nos animó a mirar hacia arriba. Así lo hicimos; sin embargo, por más que mirábamos no éramos capaces de ver nada.

Tras agudizar la vista y mirar dentro del circulito que iba haciendo el guía con el puntero láser, distinguimos un Gran Potto.

El Gran Potoo (en Costa Rica le llaman “pajaro estaca”) es una lechuza que se mimetiza con el tronco del árbol para evitar ser localizada por los depredadores, cosa que ocurre a los tres o cuatros días. Una vez localizada ha de cambiar la ubicación y mimetizarse de nuevo con otro tronco.

Nota: a simple vista nos fue imposible distinguir al Gran Potto y tuvimos que poner al máximo el zoom de la cámara de fotos. Aun con todo, nos constó verlo. Y solo cuando movió la cabeza, nos quedó claro que estaba allí.

Acabado el tour exploramos las instalaciones de Pachira Lodge. E Iván descubrió un escarabajo grandote que estaba resguardado bajo la hoja de una planta.

En el embarcadero el letrero en inglés “Danger Crocodiles. No Swimming” advierte “No bañarse. Peligro de cocodrilos”. Y en los jardines hay otros con mensajes significativos acerca del medio ambiente que dicen así:

-Las hojas protegen al suelo de la erosión.

-Imagina que los árboles dieran wifi. De seguro se acabaría la deforestación. Es una lástima que solo produzcan el oxígeno que respiramos…”

-El país alberga más del 5 por ciento de la biodiversidad del mundo. A pesar de que su territorio ocupa solo el 0,03 por ciento de la superficie del planeta.

VISITA AL PUEBLO

Después de comer nos dirigimos al embarcadero ya que a las 14:45 horas nos esperaba el guía para ir al pueblo de Tortuguero. Aunque nuestro bote no nos dejaría en el embarcadero del poblado sino en el del Centro de Visitantes Sea Turtle Conservancy (Conservación de Tortugas Marinas).

El trayecto marítimo desde Pachira Lodge hasta el Centro de Visitantes no llega a diez minutos.

Al descender de la embarcación verás el letrero de bienvenida, que informa de la cuota a pagar por entrar en el centro (2 dólares, por persona).

El Centro de Visitantes Sea Turtle Conservancy es una organización que nació en el año 1959, cuyo personal se encarga de proteger a las tortugas marinas que van a anidar a la playa de Tortuguero.

En Sea Turtle Conservancy se pueden adoptar tortugas. Aunque aquí el concepto adoptar se refiere a apadrinar. Con este gesto se colabora en su protección.

En el centro (o museo) se aprenden muchas cosas sobre las tortugas. Y en una sala interna se proyecta un vídeo explicativo.

Como bien podréis imaginar la playa de Tortuguero es un santuario de tortugas.

Las tortugas verdes anidan y desovan en esta playa en los meses de julio a octubre.

Antes de salir el guía nos había puesto en antecedentes: en esas fechas (febrero) no hay tortugas, ni siquiera en cautividad.

Y bueno, al habernos documentado en España, contábamos con ello.

Jo, en este viaje tampoco vimos ranitas. Qué pena. Otra vez será.

Del Centro de Visitantes al pueblo se va andando, bien por la playa, bien por un camino de tierra interior, y se tarda unos ocho minutos. Nosotros preferimos ir por la playa. Y como yo llevaba puesto el bikini me metí en el agua.

Advertencia: adentrarse en el mar no es recomendable. Los motivos de la recomendación son:

-Espacio protegido.

-Presencia de tiburones.

-Gran oleaje – fuertes corrientes.

Yo solo me metí en la orilla (por debajo de las rodillas) y me tumbé para mojarme entera.

En la kilométrica y salvaje playa de Tortuguero, a excepción de nuestro grupo, apenas había personas.

Tras la caminata por la playa giramos a la derecha para entrar al pueblo. Y anduvimos hasta el colorido embarcadero, donde se alzan las figuras de un guacamayo y un tucán. En los alrededores hay otras de ranas, tortuguitas, osos; y papeleras decoradas con dibujos y búhos.

En el corto tramo que va de la playa al embarcadero vimos casitas con pintadas de animales en las fachadas y frases relacionadas con la naturaleza. En el lado derecho está la escuela, una biblioteca y un parquecillo. La pared azulada que hace esquina tiene un mosaico muy bonito de una tortuga y un original inodoro con trocitos de azulejos de colores.

Dejando el pintoresco embarcadero caminamos por la calle principal, que estaba atestada de gente. Entre la playa y la calle principal se ven casas desvencijadas.

El guía nos había dicho que en el pueblo de Tortuguero viven personas nacidas de la unión de negros y nativos. A decir verdad cuenta con una enorme diversidad cultural, donde lo que más se ve son niños. En algunos establecimientos atienden argentinos, nicaragüenses, y chinos. Nos quedamos… ¡Incluso los chinos han llegado a este recóndito lugar!

Al ser un pueblo turístico abundan los negocios de artesanía, así como locales donde comer o tomar algo. De hecho, al pasar por una heladería le compré un helado a mi hijo. A pocos metros -a nuestra izquierda- veríamos la pequeñita iglesia católica. Está pintada en un tono amarillo y aprovechamos para entrar a verla.

A la entrada de una de las calles que entrecruzan la principal, un precioso graffiti reluce en el muro: es el rostro del desaparecido “Rey del Reggae”, el cantante jamaicano Bob Marley. A su izquierda se lee una de sus frases “Si perro y gato pueden estar juntos ¿Por qué no podemos amarnos entre todos?”.

En el Parque Nacional de Tortuguero multan por tirar basura al suelo o ensuciar la playa. La advertencias sancionadoras se reflejan en diversos letreros.

Algo que me llamó la atención -para la época que era- fue ver señales redondas similares a las de tráfico con dibujos navideños.

En el pueblo no hay aceras ni carreteras porque no existe el tráfico rodado; lo único que rueda son las bicicletas.

En un cartel verde la pregunta ¿Qué está sucediendo en Tortuguero? Invita a leer el texto que al pie tiene el hashtag #Noalacalle.

Noalacalle es un movimiento para impedir que se construya una calle pública que de accesibilidad al tráfico.

Como la calle principal del pueblo finaliza en otro embarcadero, dimos la vuelta para caminar sobre nuestros pasos. Y al llegar al primer embarcadero continuamos de frente con intención de recorrerla entera; sin embargo en este lado no hay mucho que ver.

A las cinco de la tarde retornaríamos al albergue.

La estancia en Tortuguero fue apacible; comimos bien, hizo muy buena temperatura, y por extraño que pueda parecer, no llovió. Y he dicho bien porque el parque sufre frecuentes precipitaciones.

La falta de lluvia es efecto del fenómeno climático de El Niño.

El Niño es un periodo de sequedad que -en boca del guía- empezó el 14 de febrero y no se sabe cuánto durará (tal vez años).

El fenómeno podría acarrear graves consecuencias en el sector agropecuario.

Aparte de tratar con ticos (así les dicen a los costarricenses), conocimos gentes de nacionalidades europeas, nos relajamos en las hamacas y disfrutamos de juegos, baños y charlas en la piscina a la caída de la tarde.

Ah, por la noche poneros tapones en los oídos ¡Menudos “fiestones” se montan los habitantes del bosque! Ji ji ji.

A la mañana del otro día saldríamos con retraso, sobre la hora prevista, al próximo destino (volcán Arenal). Y tras un viaje por carretera, que resultó interminable, finalmente llegaríamos al hotel a las ocho de la noche.

Por Carolina Olivares Rodríguez.