No van vestidas de flamenca, van vestidas de gitana

Pensaba que ya lo habíamos superado, pero no. En los telediarios de TVE y de Canal Sur Andalucía, a propósito de la feria de Abril de Sevilla, los narradores de las maravillosas escenas que nos brindan quienes llenan de colorido el Real de la Feria, han dicho que las mujeres que entraban en las casetas, que se paseaban en medio de la multitud o que lucían el palmito subidas en carruajes o montadas en el lomo de los caballos iban vestidas de flamenca. ¡No y mil veces no! No van vestidas de flamenca, van vestidas de gitana.

Acabo de escribir a los directores de las televisiones autonómicas o municipales de las que tengo referencia para rogarles su colaboración con el fin de que adviertan a los presentadores de sus informativos de que el vestido que engalana y embellece a la mujer que acude a la Feria se llama traje de gitana.

Tengo ante mi vista algunos modelos de trajes verdaderamente flamencos, vestidos actualmente por las mujeres de Flandes, y ¡ya me dirán ustedes que tiene eso que ver con los maravillosos vestidos que son capaces de diseñar los modistos andaluces.

Hace unos años ya, me ocupé de este asunto y creo haber aportado algunas razones históricas y fundamentalmente comerciales que tienen su origen en el gusto por las cosas “al uso de Flandes”, como dice Rafael Muñoz, fue una constante en Castilla. Por eso Andalucía, como Castilla, fue en los siglos XV y XVI, un estupendo cliente en los mercados de Amberes y Brujas.

Lo que visten las españolas, sean andaluzas, extremeñas, castellanas o de cualquier otro lugar del mundo cuando su vestido guarda relación con la tradicional vestimenta de las mujeres gitanas, es un vestido de gitana.

Cuando la mujer andaluza quiere revestirse de lo que es: portadora de la cultura trimilenaria de los fenicios, alegre y voladora como las golondrinas que cada temporada se alojan en los cables de nuestro paisaje urbano, apasionada y valiente como las gaditanas que se hacían tirabuzones con las bombas que tiraban los fanfarrones, entonces la andaluza se viste de gitana, no de flamenca, que eso no existe, de gitana. Porque los gitanos somos la quintaesencia de Andalucía o como dijo y escribió Federico, “los gitanos son lo más elevado, lo más profundo y lo más aristocrático de mi país”.

Si me quieren hacer el favor, lean mi comentario a este respecto publicado hace tres años. En él aporto razones históricas y culturales que no repito en esta ocasión.

Una vez más recurro a la sabiduría popular. Artur Brisbane fue uno de los editores de periódicos más populares del siglo XX. Asesoró en materia de publicidad a Henry Ford, Thomas Edison o John D. Rockefeller. A él se debe el popular adagio que dice que “una imagen vale más que mil palabras”. Pues aquí tienen la imagen:

Este es un cuadro pintado por Alfred Dehodencq en 1851, es decir, hace 173 años. A la sazón el pintor trabajaba a las órdenes de los Duques de Montpensier. Lo pintó en Sevilla y pertenece a la colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Está identificado con el nombre “A Gypsy Dance in the Gardens of the Alcázar, in front of Charles V Pavilio”. Fíjense en la gitana que baila y en la indumentaria de las mujeres le acompañan. El ilustre pintor no dijo “Un baile flamenco…” Dijo: “Una danza gitana en los Jardines del Alcázar, en frente del Pabellón Carlos V.” Sabemos que hay un dibujo a lápiz de “Two Gypsy Dancers” (Dos bailaoras gitanas) que puede ser un boceto preparatorio de esta pintura.

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

Abogado y periodista