Maimónides

 Cada vez que visito Córdoba no me pierdo un paseo por su Casco Histórico, en especial en busca de la pequeña placita de Tiberiades en la calle judíos, en la que destaca una escultura que representa a Moshé ben Maimón (Moisés hijo de Maimón), o lo que es lo mismo, Maimónides.

Ante esta obra realizada en bronce, del escultor Amadeo Ruiz Olmos, muchos visitantes enlazan sus manos, algunos en signos de compromisos de amor, otros como símbolo de reverencia ante este gigante de la historia judeo-musulmana de España. El artista recibió el encargo en el momento en el que en Córdoba se estaba realizando una importante obra de remodelación del casco histórico, mediante la que se pretendía adecentar la Judería y prepararla para el creciente turismo.

La biografía del Rabí Moséh (Moisés) o del segundo Moisés, denominación antonomástica con que es designado por los suyos nuestro Maimónides, una de las más altas reputaciones científicas de la España judía y uno de los grandes polígrafos de la general literatura medieval; de la lista de sus numerosos escritos se desprende que él se distinguió extraordinariamente como talmudistas, filósofo, astrónomo y médico. Nació en Córdoba el 30 de marzo de 1135. Maimún ben Josef, su padre, descendiente de familia de varones talmudistas considerables, discípulo notable del renombrado maestro o rabino de la Escuela de Lucena de Córdoba, Josef ben Migax[1]. Su padre fue para Maimónides su maestro predilecto, dentro de los buenos maestros, árabes y judíos, de varias lenguas y ramas de la enseñanza y las ciencias.

Ignacio Bauer en sus notas “La Figura de Maimónides” (1935) dice: “Maimónides es la figura capital en la historia errante del pueblo hebreo. Suele decirse: “Desde Moisés a Moisés no ha habido otro Moisés” refiriéndose al primer Moisés es el de la Biblia y el segundo Moisés es Maimónides. Maimónides fue, además, el primer español.

Maimónides fue designado nagid (líder) de la comunidad judía en Egipto. El arabista Goitein cree que el papel que tuvo en el rescate de los cautivos judíos a manos de los cruzados le llevó a este reconocimiento. Las obras médicas de Maimónides albergan grandes descripciones del asma, diabetes, hepatitis y neumonía, además de incidir en la moderación y un estilo de vida saludable. Sus tratados llegaron a ser muy influyentes para muchas generaciones de médicos. “sus ideas sobre medicina preventiva, higiene pública, acercamiento al paciente y la preservación de la salud del alma continúan vigentes”.

Muchos son los escritos y traducciones de Maimónides que recoge su bibliografía resumida en el N.º 46 del Boletín, minuciosamente ordenado por José Manuel Camacho Padilla. Su brillante carrera de escritor fecundo comenzó por los años 1159 ó 1160 cuando se hallaba con sus padres y hermanos en Fez, una de las capitales de un imperio musulmán, en extremo intolerante, lo que hizo que el padre Maimún, por su influencia entre sus compañeros de infortunio, y Maimónides por su reputación científica, atrajeron sobre si la atención de las autoridades de aquella capital.  Fue acusado de apostasía, que por fortuna, el poeta y teólogo musulmán Abularah El-Moixah, su amigo, le defendió ante las autoridades y salvó de la pena de muerte que llevaba aparejada. En 1165 salió toda la familia con unos amigos para Palestina, hacia los santos lugares de Jerusalén, estableciéndose al final en Fostat (Viejo Cairo) en Egipto. Ejerció la profesión de medicina, sin descuidar por esto el cultivo y enseñanza de las ciencias de la religión.  Llego a ser medico particular del juez supremo y visir del gran sultán Saladino, El-Fadhel El Baisami. Llego a ser medico de la corte y recibió por sus servicios señalados honores y distinciones.  En una carta a su discípulo, Jehudah ben Acnin: “Tú sabes cuán difícil es esa profesión para un hombre que sea concienzudo y exacto en sus deberes y que exponga únicamente aquello que pueda apoyar en un argumento o razón o de probada autoridad”.

En 1204, con setenta años, y dolencias físicas que no le dejaban libre, terminó su brillante carrera, en medio del sentimiento de dolor públicamente manifestado por múltiples comunidades judías.  Su cuerpo fue sepultado en Tiberiades, convirtiéndose su sepulcro en otro lugar santo de peregrinación.

Nos legó un gran grupo de obras filosófico-teológicas; obras de jurisprudencia, ceremonias y moral religiosa; obras profanas (medicina y astronomía), y pequeños escritos varios (cartas y respuestas dadas).  Que esta pequeña pincelada de un gran hombre nos haga honrarle y recordarle, SIEMPRE.

Jorge A. Capote Abreu

Santander, 20 de noviembre de 2022

[1]  Tomado del Boletín N.º 46 de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, pag.93.