Llerena capital de León, una matanza inolvidable

Llerena plaza mayor

Llerena plaza mayor

Llerena es la capital de la baja campiña de Extremadura.

Forma parte de la provincia de Badajoz y posee una pedanía a cuatro kilómetros hacia el sudoeste, llamada Ribera de Los Molinos.

Se sitúa en la comarca de Campiña Sur y es cabeza del partido judicial del homónimo.

Fue capital de la provincia de León sede de la Orden de Santiago y la Santa Inquisición.

“Llerena, lugar nobilísimo, capital de la provincia de León en Extremadura, situada en las raíces de Sierra Morena, feliz de sitio, fértil de suelo, sano de cielo, soberbia de casas, agradable de calles, abundante de hermosas, llena de caballeros y letrados y de tan raros ingenios, que apenas necio podrá hallarse uno.”

Luis Zapata de Chaves
“Libro de Cetrería”.
Siglo XVI.

Está situada al Sur de la provincia extremeña de Badajoz a 641 metros de altitud sobre el nivel del mar, a los pies de la sierra de San Miguel.

Hasta pocos años no hemos comenzado a tener vestigios arqueológicos suficientes de épocas anteriores a la Edad Media para hacernos una idea concreta de la forma de vida de los primeros pobladores de nuestra comarca, si bien, recientemente algunas interesantes investigaciones nos han proporcionado gratas sorpresas con la localización de ciertos objetos de procedencia humana que centran el campo de investigación en la zona de la Madrona que se pueden ubicar en los períodos del Paleolítico Medio y el Calcolítico.

Se han localizado algunas tumbas en los solares ocupados por la urbanización Mirasierra procedentes de un poblado con una antigüedad de unos 4.000 años aproximadamente.

Otros lugares ricos en restos de civilizaciones anteriores se ubican en el Cerro Elías o el Huertecillo, de donde procede el llamado “ídolo de Llerena”, que simboliza a una imagen antropomorfa de hueso de aproximadamente 10 centímetros con una objeto en la mano, al parecer un cuchillo.

De épocas posteriores de nuestra historia nos quedan restos en zonas cercanas a Llerena, con yacimientos en la zona de Las Mesillas o la Dehesilla de Higuera de Llerena. Son vestigios prerromanos de gran importancia y pendientes de un estudio de campo más detallado y exhaustivo, si bien se desprende que los pueblos que la ocupaban explotaban minas de cobre, hierro y plata.

Los restos de la civilización romana más importantes los encontramos en Regina, muy cerca de la zona ocupada por los túrdulos, al parecer, según recientes investigaciones, cerca de la alcazaba de Reina. La ciudad de Regina se encuentra en el vecino término municipal de Casas de Reina y se están realizando por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura importantes proyectos para una recuperación total de la ciudad romana y adaptar el teatro para ofrecer espectáculos teatrales en un futuro muy próximo.

Por las sucesivas excavaciones realizadas en la ciudad romana de Regina apreciamos la importancia que este núcleo poblacional tuvo en toda la comarca.

Sin embargo son pocas las noticias que podemos aportar de las épocas posteriores a la dominación romana y anteriores a la última etapa de la Edad Media.

Para muchos historiadores el comienzo de Llerena como núcleo urbano se prodMurallauce en los alrededores de la Fuente Pellejera, sin ponerse de acuerdos cual fue la primera denominación como tal núcleo. Para unos Allarias, Ellerina para otros, Ellerena para algunos más, en fin, todos especulan con los posibles toponímicos de nuestra ciudad. La Llerena árabe la localizan en los restos existentes en el interior de la torre y en algunos lienzos de la muralla que circundaba la población.

Llerena comienza a tener su protagonismo a partir de su reconquista en el siglo XIII, y aunque para algunos investigadores no tuvo un importante protagonismo, para otros fue pieza fundamental como plaza principal en la conquista cristiana de toda la zona. Pelay Pérez Correa, Maestre de la Orden de Santiago, desde la alcazaba reconquistada de Reina, comienza a sentar las bases de la administración militar y civil de toda la comarca y también fue el primer impulsor de lo que fue la Provincia de León de la Orden de Santiago en Extremadura, siendo Llerena la población que ocupó la cabeza durante varios siglos.

Pero esta comarca se encontraba casi despoblada, con unos inmensos territorios que había que ocupar con gente para adquirir seguridad y a la vez explotar tan importantes dehesas y tierras de calidad. En aquella época era la fuente principal del sustento de los pueblos, y Llerena, poco a poco se va convirtiendo en el centro natural de la comarca y sus muros alojan a los más importantes Maestres de la Orden de Santiago, que la eligen como residencia temporal. El primero de ellos, el infante don Fadrique (1342-1358), hermanastro del rey Pedro I el Cruel, y le siguieron don Palacio JusticiaPedro Fernández Cabeza de Vaca (1382-1387), don Enrique García Fernández de Villagarcía (1385-1387) que fabricó posteriormente su castillo en la vecina Villagarcía de la Torre, Lorenzo Suárez de Figueroa (1387-1409) enterrado en la iglesia de Nuestra Señora de la Granada y el último de los Maestres de la Orden, don Alonso de Cárdenas (1480-1493).

No cabe duda que la presencia de tan importantes caballeros ejercieron unDetalle Palacio Episcopala gran influencia a la hora de promocionar el desarrollo de la población, y por ello se tiene constancia de la celebración en Llerena de Cortes en el año 1340 por el rey Alfonso XI de Castilla, así como sucesivos capítulos generales y particulares de la Orden con la asistencia de todos los Comendadores.

A partir de entonces, en Llerena se produce ese cambio en todos los aspectos económicos, sociales y culturales que la convierten en el más importantes centro administrativo de la provincia de León en Extremadura y junto a Mérida adquieren la hegemonía y adquiere la sede de la Mesa Maestral de la Orden y es la población principal de más de 30 pueblos que se gobiernan desde Llerena y en el orden religioso dependen del Prior de la Orden de San Marcos de León, siendo nuestra ciudad durante algunas temporadas la residencia del Prior.

Don Alonso de Cárdenas construye sobre el solar ocupado por la ermita de San Pedro la iglesia de Santiago, y dota al recinto amurallado de algunas de las puertas más importantes de la ciudad.

Durante los años sucesivos a la reconquista se asientan en Llerena gran cantidad de familias judías apoyadas por la corona por conseguir una mayor repoblación. Estos clanes hebreos convierten a Llerena en un población próspera y con unos nivelesPatio del ayuntamiento muy elevados en los sectores económicos y culturales. Hacia el año 1479, el judío Rabí Mayr consigue de los Reyes Católicos eliminar la prohibición que existía en toda España de celebrar ferias y mercados, y tuvo bastante importancia una escuela de traductores. La aljama de Llerena la formaba casi 600 familias en torno a la zona ocupada por la sinagoga (ermita de Santa Catalina) y la fuente pellejera.

Por aquellos años se vivía plenamente en Llerena una profunda integración de las tres culturales, la cristiana, la judía y la musulmana.

Tras el decreto de expulsión ordenado por los Reyes Católicos en 1492, en Llerena se quedan 125 familias judías que adquieren su cualidad de Portada Del Palacio De Los Zapatajudeoconversas, que junto con Fregenal de la Sierra se convierten en los núcleos poblacionales de mayor número de cristianos nuevos.

Abside de SantiagoEl barrio de la morería se situaba en las proximidades de la iglesia de Santiago y estaba constituido por un grupo poblacional al más marginal integrado por obreros del campo y la construcción, si bien también había algunos profesionales dedicados a la danza y la música que amenizaban muchos de los actos sociales.

Con la expansión de Llerena comienza a producirse la construcción de los primeros conventos, el primero del que se tienen noticias es el de Santa Elena, extramuros de la población, que se traslada a las proximidades de ella, junto a la puerta de Reina cuando se funda el de San Francisco por Sancho de Paz. Igualmente van proliferando las ermitas, la de San Lázaro, san Cristóbal, Santa Catalina, San Marcos, San Benito, San Antón o la Concepción.

Al mismo tiempo se van construyendo edificios con fines benéfico sociales destinados a hospitales que se bautizan con los nombres de San Lázaro, Santiago, San Juan, Espíritu Santo y otros.

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Uno de los motores impulsores de la evolución de Llerena a finales del siglo XV es el establecimiento del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, gracias a las influencias políticas del licencia Luis Zapata, Consejero y asesor de los Reyes Católicos y también debido a la extensa población hebrea de la Baja Extremadura. Ha sido considerado por muchos historiadores como la institución que formó la región extremeña.

Palacio de justiciaFue el tercero en cuanto a la extensión de su jurisdicción y ocupaba 42.260 kilómetros cuadrados, el tercero de España, e incluía los obispados de Ciudad Rodrigo, Plasencia, Coria y Badajoz y ocupó en nuestra ciudad tres sedes permanentes, la primera el palacio prioral en la calle Zapatería, la casa maestral en la calle La Cárcel y por último, hasta su abolición en 1834, el Palacio de los Zapata, hoy de Justicia en la calle Corredera.

Entre los procesos inquisitoriales más nombrados cabe destacar el iniciado contra los alumbrados o iluminados en la segunda mitad del siglo XVI, amplia y detalladamente estudiado y analizado por el profesor Huerga. Este movimiento herético, basado en la permisión de conductas no muy ortodoxas, por lo general influenciadas por contactos sexuales algo escandalosos, se extendió por algunas zonas de nuestra región y fue perseguido con ímpetu por el religioso fray Alonso de la Fuente, hasta lograr en 1570 un masivo proceso de más de 50 herejes.

Desde comienzos del siglo XVI se produce un gran aumento demográfico que se ve mermado en cierto modo por la emigración al Nuevo Mundo, convirtiéndose no obstante, en el segundo mayor núcleo poblacional de Extremadura en 1591, detrás de Badajoz capital.

Ventana MudejarMuchas familias vivían amparadas por la clase burocrática e institucional, la Mesa Maestral, el Santo Oficio de la Inquisición con más de 50 funcionarios, el Cabildo que contaba hasta con 9 escribanos o Notarios, aparte de los alguaciles, regidores, etc. Pero fundamentalmente estaba el clero que lo componían 297 miembros a finales de la centuria del XVI, y que aportaban los servicios religiosos a las dos parroquias, Nuestra Señora de la Granada y Santiago, y ocho conventos de Llerena, cuatro de monjas, Santa Clara, Santa Ana, Santa Isabel y la Concepción , y cuatro de frailes, Santo Domingo, San Francisco, San Sebastián y el de los Jesuitas.

El resto de la población estaba compuesto por artesanos y agricultores y ganaderos, que convivían en zonas gremiales del casco urbano cuyas calles conservan actualmente sus antiguas denominaciones tras numerosas rotulaciones sufridas a partir de la Segunda República Española. Entre ellas están la calle Zapatería, Curtidores, Caleros, Ollerías, Armas, Cedaceros, Bodegones.

La decadencia de Llerena comienza ya avanzado el siglo XVII, al igual que se produce en el resto de España, debida a crisis política del imperio, propiciada por las inexplicables guerras con nuestros vecinos y el difícil sostenimiento de una infraestructura política y territorial guiada por regentes poco activos y validos aprovechados. También fueron causa de este declive la expulsión de los moriscos, las sucesivas pestes que asolaron Llerena y que la mantenían aislada durante muchas cuarentenas del exterior con el cierre hermético de sus puertas. Pero la mayor lacra la proporciona la guerra con Portugal que merma a nuestra ciudad y esquilma su economía, pero en compensación, recibe el título de ciudad por Felipe IV el 12 de junio de 1641.

Lo más destacable de este siglo para Llerena es la presencia de personajes relacionados con el mundo del arte, Francisco de Zurbarán, a la que honra su presencia entre nosotros la escultura del artista llerenense Ramón Chaparro, recientemente ubicada en la Plaza de España, observando con una viva atención la que fue su casa y la fuente que diseñé en 1618. Tuvimos como vecino de Llerena al pintor de Fuente de Cantos desde 1617 a 1629, y por dos veces contrajo nupcias en nuestra ciudad, una primera con María Páez, con la que tuvo tres hijos, (María, Juan e Isabel-Paula) y la segunda con Beatriz de Morales, una hija llamada Jerónima.
Cristo Crucificado (Zurbarán)

Su actividad artística comienza en Llerena y su comarca, Azuaga, con la confección de la talla de un Cristo en madera, para Zafra, Bienvenida, Fuente de Cantos, Montemolín obras de diversas características hoy desaparecidas en su mayor parte, si bien nos queda en Llerena una impresionante obra original, el “Cristo Crucificado” de la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, recientemente restaurado en Madrid y que formó parte del retablo que fabricó con el entallador sevillano Jerónimo Velázquez en 1636.

Destacan en el campo de la enseñanza, la labor realizada por los jesuitas en Llerena, donde formaron a gran número de jóvenes en los campos de la gramática y teología.

Queremos resaltar también a la poetisa Catalina Clara Ramírez de Guzmán, una de las más importantes plumas femenina de las letras españolas de aquella época.

Durante el siglo XVIII se produce un cierto aumento en la evolución económica también amparada por la situación nacional a la llegada de los Borbones. El historiador Manuel Maldonado Fernández hace una detallado estudio de esta centuria y nos ofrece un ajustado análisis de la influencia de las ordenanzas municipales aprobadas a comienzo del siglo, que acompañadas de los documentos que se elaboran como el Catastro de la Ensenada, el Interrogatorio de la Real Audiencia, el Censo de Floridablanca, nos proporcionan la información necesaria para llegar a la conclusión de que Llerena sigue estando en el mismo lugar que en los siglos anteriores en cuanto a que mantiene su hegemonía en los aspectos administrativos, fiscal y religioso, si bien su jurisdicción se ve mermada al conseguir la independencia municipal los lugares de Higuera de Llerena en 1786 y Maguilla en 1749, que anteriormente habían pertenecido a su Ayuntamiento.

Exterior del Camarín de la VirgenNo obstante, esta evolución económica se refleja en importantes actuaciones, como la reconstrucción del templo de la Granada en la mitad del siglo, o el Camarín de la Virgen a principios. También el Colegio de la Compañía de Jesús comienza a tener actividad, si bien fue rota su actuación debida la expulsión de sus miembros en 1767.

En este siglo de las luces sobresale el llerenense Juan de Hermosilla y Sandoval, que nació en 1715, autor de las obras del trazado del Paseo del Prado de la capital de España, el proyecto del palacio Anaya de Salamanca, el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid o la restauración del palacio de Carlos V y de la Alambra en Granada.

La Guerra de la Independencia (1808-1814) en nuestra ciudad tuvo gran incidencia, con la batalla de Cantalgallo en 1810 Llerena es destruida en parte y esquilmada por las tropas francesas. Se produjeron muchos destrozos en edificios importantes y parte de nuestro riquísimo archivo histórico fue destrozado y sirvió de asiento a las caballerías, saliendo gran número de importantes obras de arte de nuestras iglesias, tales como parte del retablo de la iglesia de Nuestra Señora de la Granada decorado por Zurbarán.

Exterior del Camarín de la VirgenEn el siglo XIX desaparece la Orden de San Marcos de León, deja de ostentar su cargo en Llerena el gobernador de la Provincia y del Partido y se decreta en 1834 la abolición del Santo Oficio de la Inquisición, instituciones que fueron los pilares de la hegemonía llerenense durante los siglos anteriores.

Tras el decreto de suspensión de la jurisdicción religiosa que mantenían desde siglos las Ordenes Militares, en Llerena se produce el llamado “Cisma de Llerena”, provocado por el clérigo don Francisco Maesso de la Fuente al no admitir acogerse a la jurisdicción del Obispado de Badajoz. En algo más de un año se produjeron diversos altercados que se apaciguaron cuando Alfonso XII llega al trono, provocando con aquel decreto la desaparición del provisorato de Llerena.

Las sucesivas desamortizaciones produjeron también un gran descalabro para la economía municipal de Llerena y en definitiva para todo su vecindario. La de Mendizábal de 1837 y Madoz en 1855 dejaron casi sin recursos al Ayuntamiento de Llerena que perdió casi la totalidad de las dehesas de su propiedad y que había mantenido y explotado durante siglos proporcionando unos importantes beneficios para las arcas municipales. Desparecieron también algunos conventos, como Santa Isabel, San Francisco, La Merced, San Sebastián y la Concepción, quedando subsistente solamente Santa Clara.

No obstante, durante este siglo XIX, se mantuvieron en la ciudad algunas importantes industrias que contribuyeron a un aumento demográfico significativo que valió también para presionar en la construcción de la línea del ferrocarril Mérida-Sevilla en la segunda mitad de la centuria hasta su conclusión del último tramo en 1885 entre Llerena y El Pedroso, contribuyendo con esta obra al progreso económico de toda la comarca.

Los finales de siglo propiciaron un aumento de la actividad cultural de Llerena amparada por las inquietudes de importantes intelectuales llerenenses que con su pluma rememoraron la historia de Llerena y sus costumbres con publicaciones de libros y prensa que han llegado hasta nosotros como don César del Cañizo Robina, don Eulogio Montero Santarem, don Felipe Muriel, don Antonio Sabido Martínez, don Pablo Fernández-Grandizo, don Manuel Henao Muñoz

Ya en el siglo XX, durante la dictadura del General Primo de Rivera se producen en Llerena importantes obras que hoy perduran (Cementerio, Grupo Escolar, Plaza de Abastos), y tras la II República, declarada Llerena desde el balcón del ayuntamiento el 14 de abril de 1931 por el socialista Juan-Simón Vidarte Franco-Romero, se producen, como en toda España, los trágicos sucesos de la Guerra Civil.

Personajes históricos

Es de destacar también la influencia que ejercieron algunos personajes importantes del siglo XVI en la evolución de Llerena. El más importante de ellos, aparte de los Maestres de la Orden de Santiago citados, están el licenciado Zapata, miembro del Consejo de los Reyes Católicos, testigo del testamento de Isabel la Católica y consejero posteriormente de la reina Juana y del emperador Carlos V. Su protagonismo en la aprobación de los privilegios de la Mesta, o en la redacción de las leyes de Toro o en la guerra de las Comunidades de Castilla fue muy importante. Su obra quedó viva en Llerena con la construcción de la “mejor casa de caballeros”, el palacio ubicado en la calle Corredera, así como en la dotación y terminación de la capilla de San Juan Bautista, que compró al cabildo tras la expropiación que sufrió el hereje Hernando de León.

El nieto del anterior, don Luis Zapata de Chaves, el autor de la Miscelánea, el Libro de Cetrería y el Carlo Famoso, fue paje de Felipe II y de la emperatriz. Residió en la Corte y viajó por toda Europa acompañando al monarca.

Otros personajes fueron don Rodrigo Porrado, comendador de la Orden de Santiago, que con su mujer doña Isabel Delgado fundó en 1508 el convento de Santa Clara; don Gabriel de Cárdenas, hijo del Conde de la Puebla, fue rector de la Universidad de Salamanca; el doctor Juan de Amezqueta, miembro del Consejo de Felipe II, regente en Navarra y presidente del Consejo de Órdenes Militares; el teólogo Juan de Maldonado, también filósofo y nacido en la vecina Casas de Reina, Sancho de Paz, contador mayor de Castilla y tesorero de la Casa de Contratación de Indias en Sevilla, que fundó y construyó el convento de San Francisco; don Luis de Toro, que sufragó los gastos de construcción de la iglesia del convento de la Concepción; Juan Domingo de Castro, el Hospital de San Juan de Dios, y don Pedro de Mena Barriga, fundador del convento de Santa Ana.

Son de destacar igualmente los personajes que emigraron a las Indias en el siglo XVI y que con su participación hicieron posible la colonización social y cultural del Nuevo Continente.

Sobresale de una manera especial en su campo Pedro Cieza de León, de origen judeoconverso, llamado “El Príncipe de los Cronistas de Indias” y autor de la Crónica del Perú, obra fundamental e imprescindible para el conocimiento de la américa precolombina así como los sucesos que a lo largo de la conquista se van sucediendo.

Fray Luis Zapata de Cárdenas, segundo Arzobispo de Santafé de Bogotá, verdadero impulsor de la evangelización del Nuevo Reino de Granada.

Don García López de Cárdenas, hijo del Conde de la Puebla don Alonso de Cárdenas y doña Elvira de Figueroa, descubridor del Gran Cañón del Colorado.

Alonso de Llerena, fundador en 1571 de la villa de “Llerena Real y Mina de Sombrerete”, actualmente Sombrerete, en el estado mexicano de Zacatecas, ciudad con la que Llerena se encuentra hermanada desde 1992.

Pedro López de Cazalla, secretario de Francisco Pizarro, primo hermano de Cieza de León.

Lorenzo Suárez de Figueroa, fundador de la provincia de Santa Cruz de la Sierra y las ciudades de San Lorenzo de la Frontera, Tucumán y Santafé.

Sancho Sánchez de Muñón, vicerrector de la Universidad de Salamanca y uno de los fundadores de universidad de México.

Y otros muchos llerenenses que con su participación hicieron posible la colonización americana a los largo de los siglos XVI y XVII.

Arquiectura

La importancia de la ciudad de Llerena como núcleo urbano destacado y centro político, administrativo y religioso de primer orden desde el siglo XV y fundamentalmente en los siglos XVI y XVII, favoreció la afluencia de importantes artistas de la escuela andaluza, así como la creación de numerosos talleres de artistas locales; convirtiéndose de este modo en un centro artístico de primer orden, hecho que le valió el calificativo de “la pequeña Atenas de Extremadura”.

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En el campo de la arquitectura destaca la Iglesia Mayor de Nuestra Señora de la Granada, cuya fabrica es fruto de un largo proceso constructivo que arranca de principios del siglo XIV y finaliza en el siglo XVIII. De la primitiva iglesia mayor de estilo gótico mudéjar con multitud de capillas particulares adosadas a sus naves, tan sólo se conservan los dos primeros cuerpos de la torre, la capilla de los Zapata o de San Juan Bautista y la capilla del Prior. La traza actualmente conservada nos da como resultado una iglesia de planta de salón, de espacio uniforme, someramente compartimentado, con tres naves de altura muy similar separada por columnas de cantería.Bobeda de la Capilla de San Juan

La capilla del Licenciado Zapata, se encuentra junto a la cabecera del templo ocupando varios tramos de la nave de la Epístola. Se trata de una capilla de estilo gótico-renacentista fundada originariamente por Hernando de León Contador mayor de Castilla en 1498 y que tras ser condenado por el Tribunal del Santo Oficio por hereje fue subastada siendo adquirida por el licenciado Luis Zapata.

Exterior de la Capilla de San Juan

Es de planta poligonal, dotada de sacristía propia, coro y sotocoro a los pies, y se abre al resto del templo mediante tres arcos, uno de medio punto y otro rampante a la nave central y otro apuntado a la nave de al Epístola. Se cubre con bóveda estrellada de terceletes, y combados en el coro y sotocoro sobre esbeltos y robustos pilares de baquetones, en los que las desproporcionadas columnillas que lo conforman cuentan con basa poligonal, mientras la banda decorada con el típico motivo vegetal gótico de al cardina que recorre la línea de impostas, hace las veces de capitel. La iluminación se hace mediante dos ventanas, ligeramente abocinadas, situadas en el lado de la Epístola sobre la línea de imposta, conformadas por arco apuntado sobre columnillas de idéntico diseño a las que componen los pilares. Además, las ventanas, presentan en su parte superior una sencilla decoración de tracerías caladas. Al exterior la capilla acusa su planta poligonal y cuenta con un pequeño pórtico albergado por un arco de medio punto y con bóveda de tracerías que en otro tiempo fue entrada independiente al interior de la misma. También cuenta con campanario propio a modo de espadaña de tres cuerpos que disminuyen en altura, rematados todos ellos por flameros y que presenta además decoración mediante medallones con los bustos de los fundadores. Azulejería de la Capilla BautismalLa decoración combina elementos propiamente góticos como los pináculos escalonados y florenzados de los estribos, la crestería… con otros propiamente renacentista como la balaustrada de la base de la torre y los medallones antes aludidos. Tanto en el interior como en el exterior campea el escudo de los Zapata y Chaves, otro motivo que alude al inicio del renacimiento.

Por su parte, la Capilla del Prior, fundada por el Prior Gonzalo de la Fuente en 1580, se trata de una edificación, ya plenamente renacentista, de planta rectangular, con arcos de medio punto sobre pilares sobrios y elegantes pilastras de orden toscano y con cubierta mediante bóveda vaída con decoración de casetones. En su interior cabe destacar la portada que da acceso a la sacristía conformada por un vano adintelado flanqueado por sobrias pilastras toscanas que soportan un dintel con la siguiente inscripción: “ESTA CAPILLA DOTO Y FUNDO DON GONZALO DE LA FUENTE PRIOR DE LA PROVINCIA DE LEON. AÑO 1580” La portada se remata con un frontón conformado por dos volutas enfrentadas en medio de las cuales se inscribe el blasón del fundador.Cúpula del Camerín

Adosado a la cabecera del templo, se encuentra el camarín de Nuestra Señora de la Granada, habitáculo especialmente consagrado a la imagen de la Virgen, muy común en las iglesias de advocación mariana de Andalucía y Extremadura. Se trata de una construcción rococó, de finales del siglo XVIII, casi independiente del resto del templo, de planta octogonal, cubierta por cúpula sobre pechinas y tambor. Está profusamente decorada con motivos decorativos vegetales, epigráficos, y otros motivos zoomórficos y antropomórficos, realizados en yeso.

Fachada principal de la Iglesia de la GranadaAl exterior la iglesia presenta tres fachadas siendo las más destacadas la de los lados Norte y Oeste del edificio. La primera que se abre a la Plaza Mayor, se forma por dos niveles, un primer nivel de estilo barroco, cuya traza se atribuye al arquitecto llerenense José de Hermosilla, autor entre otras obras del Paseo del prado en Madrid, conformado por una portada de cantería adintelada flanqueada por dos pares de columnas adosadas, de orden gigante con retropilastra sobre podio, rematada por frontón curvo desventrado que alberga en su interior un escudo emblemático y decoración floral. Sobre el frontón se disponen a su vez tres grandes blasones el de Llerena, el papal y el del reino de Castilla. Puerta del PerdónEl resto de la fachada, en este nivel inferior, se decora con una serie de rehundidos coronados por sobrios frontones triangulares sobre ménsulas. El segundo nivel, es de estilo mudéjar, probablemente del siglo XVI, y está compuesto por dos pisos con sucesión de arcos de medio punto enmarcados por alfiz sobre pilares octogonales, dotando a esta fachada de gran originalidad. Por su parte la fachada Oeste se compone por los dos primeros cuerpos de la torre de estilo gótico mudéjar y del siglo XIV. Exterior del Camerín de la VirgenEl cuerpo inferior queda casi enteramente ocupada por al llamada puerta del Perdón, puerta muy abocinada con cinco arquivoltas conformadas por baquetones. Las dos arquivoltas exteriores aparecen decoradas, la primera con una serie de leones rampantes y una cruz flanqueada por dos castillos en la clave, aludiendo a la provincia de San Marcos de León, la segunda con una sencilla decoración vegetal. Además el arco apuntado de la puerta queda perfilado exteriormente por el motivo decorativo de las puntas de diamanteque aparece también en la línea de imposta prolongándose a modo de capitel de las columnillas que conforman las jambas en las distintas arquivoltas. En el segundo cuerpo se dispone una hermosa ventana geminada de arcos trilobulados que se enmarca a su vez por otro gran arco apuntado y angrelado con alfiz.  Iglesia Mayor de Nuestra Señora de la GranadaPor su parte la fachada Sur esta conformado por una parte por el exterior de la capilla de San Juan anteriormente descrito y por otro por la llamada Puerta de San Juan que es una copia exacta al nivel inferior de la portada Norte, de estilo barroco.

TorreLa torre de la iglesia Mayor, elemento más destacado del edificio y construcción emblemática de la ciudad, cuenta con cinco cuerpos, los dos primeros ya descritos, y el resto de estilo renacentista construido en ladrillo en la segunda mitad del siglo XVI. El tercer y cuarto cuerpo presentan al exterior doce grandes machones de sección rectangular que enmarcan diez vanos con arcos de medio punto peraltados, dos en los lados menores de la torre y tres en los mayores. Se enmarcan por finas columnas y multitud de molduras que producen un determinante efecto de claroscuro. En el tercer arco de la torre los arcos arrancan de un antepecho abalaustrado y se coronan por frontones rectos, cuyos tímpanos se adornan con discos de cerámica vidriada. En el cuarto cuerpo la balaustrada se sustituye por placas rectangulares rehundidas y sobre las columnas se dispone un entablamento con triglifos y metopas, eligiéndose en esta ocasión el frontón curvo. Por último, sobre una terraza abalaustrada se levantan cuatro torrecillas de planta circular en los ángulos cubiertas por cupulines de cerámica vidriada y una linterna en el centro de tres cuerpos que reiteran a escala más reducida el alzado de al torre.

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Excepcional muestra de la arquitectura de estilo hispano-flamenco, la parroquia de Santiago Apóstol, es otro de los edificios de un valor histórico artístico másdestacados de la localidad. Fue fundada por el último Gran Maestre de la Orden de Santiago, Don Alonso de Cardenas, hacia 1475 para que le sirviera de lugar de enterramiento. A su fallecimiento tan sólo se ha construido la cabecera del templo haciéndose cargo de las obras su yerno Pedro Portocarrero, quien modifica el proyecto original de la obra que preveía la construcción de un templo de tres naves con torre a los pies, con el fin de disminuir el coste de la misma. También cambia Portada principal de SantiagoPedro Portocarrero el material utilizado en las obras sustituyéndose el sillar de piedra por el mampuesto, reservándose el primero solamente para los vanos y líneas maestras. A consecuencia de estas modificaciones en el proyecto original nos encontramos con una iglesia de una sola nave, con el coro a los pies y cabecera muy desarrollada. El ábside poligonal se divide en dos tramos a los que se abren dos pequeñas capillas cuadrangulares, una de ellas hoy englobada en al sacristía, que conforman un pequeño crucero. La cubierta se soluciona en la capilla mayor mediante bóveda estrellada, mientras que en el resto de la nave se soluciona mediante bóvedas sexpartitas y se sustentan por pilares de baquetones adosados al muro. Los baquetones cuentan con una sencilla basa dispuestas sobre plinto y con capitel de hojarasca. La iluminación se hace a través de sencillas ventanas geminadas, ligeramente abocinadas, conformadas por arco apuntado sobre haces de molduras con basa ática sobre plinto poligonal y con capitel de hojarasca. Además presentan decoración de tracerías caladas en al parte superior Al exterior presenta estribos que en la parte de la cabecera se decoran con pináculos y gárgolas, y el blasón de los fundadores junto con una lapida conmemorativa de la fundación del templo con caracteres góticos todo ello enmarcado por un rico entramado de tracerías, así como cornisa volada de modillones. Posee tres portadas construidas en cantería que responden a un mismo diseño aunque la del lado Norte se destaca sobre el resto por su mayor decoración. Presentan arco apuntado y abocinado perfilado por gablete sostenido por ménsulas y coronado con cruz florenzada. El tímpano no presenta decoración y el vano de entrada es adintelado. Las arquivoltas descansan en finas molduras que siguen el mismo modelo descrito en las ventanas. La portada Norte presenta además dos pináculos escalonados y florenzados que enmarcan la puerta junto con un gran alfiz sobre ménsulas. También aparecen en este portada Norte los escudos de Don Alonso de Cárdenas y su esposa Leonor de Luna.

De los ocho conventos que existieron en la ciudad el único queaún conserva íntegramente tanto su estructura como su función es el Bóbeda en Santa ClaraConvento de Santa Clara, fundado a principios del siglo XVI por el comendador de la Orden de Santiago Rodrigo Porrado. Claro exponente de la arquitectura clasicista que se desarrolló en España a partir de los años finales del siglo XVI, la iglesia del convento de Santa Clara sigue en planta el modelo tan difundido en las iglesias conventuales andaluzas, de una sola nave dividida en cuatro tramos, con el coro a los pies y ábside semicircular, lo que se ha denominado planta de cajón. Cuenta también con capillas hornacina bajo arco de medio punto enmarcado por pilastras cajeadas. Junto al coro se sitúa el claustro, patio cuadrado de dos pisos con corredores de arcos de medio punto enmarcados por alfiz y columnas estriadas de orden toscano en el piso inferior y entorchadas en el superior. Además los vanos se multiplican por dos en la crujía superior, disminuyendo también en tamaño. La cubierta del edificio se resuelve mediante bóvedas vaídas, bóvedas que sirven de soporte a una riquísima serie de pinturas realizadas en el siglo XVI y en las que se despliega un extenso programa iconográfico relativo principalmente a la vida de la Virgen y a la Orden Franciscana. Las bóvedas presentan un esquema compositivo típicamente Serliano basado en la compartimentación geométrica del espacio. Además aparecen un sinfín de motivos decorativos propiamente renacentistas como grecas y candelieri.

Al exterior presenta dos portadas gemelas de ladrillo de tres cuerpos, el primero de ellos conformado por arco de medio punto flanqueado por pilastras cajeadas que sostienen un entablamento sobre el que se levanta el segundo cuerpo conformado por dos arcos similares también flanqueados por pilastras y que dan lugar a hornacinas. Nuevamente aparece un entablamento que además se remata por un frontón roto que alberga el tercer cuerpo idéntico al anterior pero de un solo arco rematándose por un frontón triangular en cuyo tímpano se alberga el escudo de los fundadores.

Junto al convento de Santa Clara, el único espacio monacal con una función religiosa en la ciudad, es la iglesia del desaparecido convento de la Concepción. Aunque su fundación se fecha en 1537 el edificio que hoy conocemos es un inmueble barroco del siglo XVII en el que tan sólo se conserva de la primitiva fábrica una sencilla, aunque hermosa, portada plateresca y un púlpito de cantería policromado. La iglesia es también de planta de cajón, con capillas hornacinas y con cubierta de bóveda de cañón con lunetos. El presbiterio se cubre con cúpula semiesférica con linterna, y cúpula avenerada en el ábside. Las capillas hornacinas se conforman por arcos de medio punto sobre pilastras toscanas. A su vez estas capillas quedan encuadradas por pilastras de orden gigante que sostiene un entablamento recorre todo el templo.

La portada se compone de dos cuerpos de cantería sobre los que se dispone una espadaña de ladrillo de tres pisos. La entrada se organiza mediante un arco carpanel sobre jambas apilastradas decoradas con candelieri. Queda enmarcada a su vez por dos pilastras decoradas también con elementos típicamente renacentistas sobre el que se dispone un entablamento con friso corrido con la inscripción “AVE MARÍA”. El segundo cuerpo queda enteramente ocupado por un vano rectangular flanqueado por dos semicolumnas adosadas de orden toscano.

Convento de la Merced

También se conserva aún en pie la iglesia del Colegio Jesuita. El edificio, fundado a iniciativa del cabildo de la ciudad para dotarla de centros de enseñanza en 1631 sería traspasado con posterioridad los padres Mercedarios tras decretarse la expulsión de la comunidad jesuita de los reinos de España, tomando el nombre de Convento de la Merced. El templo del mismo, uno de los más grandes de la ciudad, es de estilo barroco y sigue el modelo de las iglesias jesuíticas, planta de cruz latina con crucero muy desarrollado y capillas entre los contrafuertes. La cubierta se hace mediante bóvedas de cañón con lunetos en la nave principal y bóvedas de aristas en las capillas laterales. El crucero por su parte se cubre con un cimborrio octogonal al exterior y cúpula semiesférica con linterna en el interior. Son muy destacadas las tres portadas de cantería por las que se accede al inmueble, dos de ellas de estilo barroco clasicista con vano adintelado decorado con bocelón flanqueado por pilastras cajeadas con ménsulas por capitel y remate de roleos con los escudos de España y la Orden Mercedaria. La tercera, gótico renacentista que debió pertenecer a una construcción anterior, con vano adintelado y almohadillado y logia con pretil de tracerías góticas.

Además, son numerosos los restos de los otros conventos e iglesias pertenecientes a las distintas ordenes religiosas asentadas en LLerena, tales como el claustro del convento de Santa Ana, el tramo del coro de la iglesia del Convento de Santa Isabel o los muros y ábsides del de San Buenaventura. Todos ellos tienen su origen en el siglo XVII y estilísticamente han de encuadrarse en el estilo barroco.

Edificios religiosos de la ciudad aunque con una función totalmente diferente fueron los hospitales. En Llerena llegaron a existir hasta siete de ellos, conservándose aún en pie el de San Juan de Dios y el de Santa Catalina.

El Hospital de San Juan de Dios es una fundación de 1672, siendo su iglesia un inmueble barroco del siglo XVIII en el que destaca su hermosa fachada de cierto sabor hispanoamericano. La iglesia del hospital es de planta de cruz latina, con cúpula lucernario sobre el crucero y bóveda de cañón con lunetos en el resto del templo. Todo el interior se recorre por un complicado entablamento con multitud de molduras sobre pilastras pareadas de orden gigante. Además el hospital mantiene intacto el refectorio, claustro porticado con arcos de medio punto sobre esbeltas columnas con capitel de castañuelas, y otras dependencias, así como la portada de acceso al mismo toda ella de cantería y de estilo clasicista del XVII. Por su parte, el Hospital de Santa Catalina, antigua sinagoga judía y hospital de la Santa Cruz en el siglo XVI, tan sólo conserva hoy en día una sencilla portada de clara raigambre popular y parte de la cabecera de su iglesia con un pequeño cimborrio sobre el crucero.

En el plano de la arquitectura civil en Llerena, cabe destacar, en primer lugar, la inigualable Plaza MayorPlaza Mayor de Llerena, plaza porticada de estilo mudéjar en la que se sitúan los edificios más importantes de la ciudad, como es el caso de la antigua Cárcel Real, la Iglesia Mayor de Nuestra Señora de la Granada o el Palacio Consistorial. La plaza se organiza en cuatro frentes, dos de ellos porticados, con arcos de medio punto enmarcados por alfiz sobre columnas de cantería de orden jónico o toscano.

Es muy notable el conjunto de palacios existentes en la ciudad: Palacio Maestral, Palacio Episcopal, Palacio Consistorial y Palacio de los Zapata, nobles edificios con hermosos patios de corredores y amplios salones y dependencias. A excepción del Palacio Consistorial de estilo ecléctico, con patio porticado de arcos de medio punto sobre esbeltas columnas de orden toscano, estos edificios tienen como rasgo común el empleo en su construcción de elementos de los estilos mudéjar e hispano flamenco propios del siglo XVI en el que fueron construidos. Como es el caso de los patios porticados de ladrillo de dos pisos con arcos de medio punto enmarcados por alfiz sobre pilares octogonales; y las portadas de cantería con los blasones referentes a sus moradores.

Puerta de MontemolínTambién se conserva numerosos ejemplos de casas señoriales, blasonadas, en su mayoría de estética barroca, aunque aún son más numerosas las muestras de arquitectura mudéjar de los siglos XVI, XVII y XVIII, conservadas en la ciudad,casas de dos plantas y patio porticado en el interior. El uso del ladrillo y el yeso combinado con elementos decorativos tales como el alfiz, el arco de herradura y el modillón dotan a estos edificios de una estética especialmente atrayente por su preclaro sabor popular.

Parte importante del patrimonio artístico de la ciudad en lo que a la arquitectura se refiere son los numerosos restos de las construcciones de carácter defensivo que en ella se conservan, torres, lienzos de muralla y puertas monumentales enmarcables entre los siglos XIV y XVI. Merece especial mención la Puerta de Montemolín, única de las cuatro grandes puertas que existieron que se conserva aún en pie. Se trata de una portada de cantería conformada por un arco de medio punto sobre el que se dispone una inscripción relativa a su construcción y el escudo del rey Felipe II, rematando todo el conjunto un templete de ladrillo con pintura al fresco de la Inmaculada Concepción.

Arte mueble

La necesidad de ornamentar el gran número de inmuebles tanto civiles como religiosos fundados al calor de la pujante economía, consecuencia de la importancia política y administrativa que adquirió la ciudad a partir del siglo XVI; determinó la proliferación de talleres de artistas locales así como la afluencia de grandes maestros de la cercana Andalucía, que dejaron en la ciudad una riquísima muestra de arte mueble.

Iglesia Mayor de Nuestra Señora de la GranadaLa iglesia Mayor de Nuestra Señora de la Granada, custodia entre sus muros, buena parte de los ricos retablos que ornamentaron la mayor parte de las iglesias de los conventos construidos por la distintas ordenes religiosas asentadas en la ciudad que fueron desamortizadas en el siglo XIX. Es el caso de los retablos de Nuestro Padre Jesús, antiguo retablo mayor de la iglesia del convento de Santa Isabel, el retablo de la Virgen de los Dolores, procedente del convento de San Buenaventura o el retablo del convento de Santo Domingo. Destaca de entre todos ellos este último que es obra del llerenense Luis Hernández, fechado en 1588, dedicado a la Virgen del Rosario, hermosa imagen de candelero que preside el retablo, rodeada por pinturas al óleo de San Jacinto, San Luis Beltrán, Santa Rosalía y otros santos y devociones dominicas. Son también de destacar la magnifica imagen de Nuestra Señora de los DoloresNuestra Señora de los Dolores, impresionante obra en piedra del siglo XVII que representa el tema de la piedad con el hijo muerto entre sus brazos, procedente del anteriormente mencionado convento de San Buenaventura; las imágenes de San Ignacio y San Agustín procedentes de la iglesia del colegio jesuita, hoy situadas en el retablo mayor del templo, y la pintura situada en el muro lateral izquierdo del altar mayor titulada “ La entrega del verdadero retrato de Santo Domingo a la comunidad de Soriano” óleo sobre lienzo de grandes dimensiones y de extraordinaria calidad de la escuela de Zurbarán, también procedente de la casa dominica en la ciudad.

Presentacion del verdadero retrato de Santo Domingo a la Comunidad De SorianoAdemás de estas obras procedentes de otros templos la iglesia custodia otras ejecutadas para el ornamento de la misma así como de las capillas particulares en ella erigidas. Es el caso de los restos de los retablos de la Capilla del Prior y de la desaparecida capilla de Martín Engorrilla. Se trata en el primer caso de unas tablas con relieves renacentistas, así como una muy destacada imagen de San Jerónimo penitente fechadas en torno a 1585 y obras del escultor sevillano Juan Bautista Vázquez el Viejo, considerado como el introductor, con esta obra, de las formas manieristas en la Baja Extremadura. De la capilla de Martín Engorrilla se conservan por su parte unos relieves, hoy situados en el retablo de San Miguel, que representan a San Lucas y San Marcos Evangelista, y cuya autoría, por la elegancia y manierismo de sus formas, se atribuye a los artistas llerenenses del siglo XVI Juan Marín y Juan de Valencia. También del siglo XVI es una imagen de la Asunción de Nuestra Señora atribuida al Sevillano Roque Balduque, cuya procedencia es del todo desconocida, situándose hoy en día adosada al muro de la Epístola de la capilla de San Juan Bautista.Imagen de la Asunción

Dentro de la estética barroca destacan obras tan interesantes como el retablo mayor de la propia capilla de San Juan Bautista, el de las Ánimas Benditas con un óleo sobre lienzo en el que se representa el Juicio Final, así como la pintura titulada “Cristo muerto en la Cruz”, obra de Francisco de Zurbarán, quizás procedente del desaparecido retablo mayor del templo, así como un óleo sobre lienzo atribuido al mismo autor custodiada en la sacristía en la que se representa a San Pedro.

Retablo de San Juan BautistaAdemás de las interesantes muestras de retablística, escultura y pintura conservadas en este templo son de destacar otras muestras artísticas como las azulejerías del siglo XVI conservadas en las capillas de San Juan Bautista y del Prior, atribuyéndose la de esta última a Nicolás Pissano, las rejas de hierro forjado del siglo XVI, la sillería del coro y el órgano barroco de la capilla de San Juan.

Mención aparte merece la impresionante colección de obras de platería custodiada en el llamado tesoro de la Virgen, fruto de las numerosas donaciones hechas a Nuestra Señora de la Granada a lo largo de los siglos, de diversas procedencias y estilos , muchas de ellas salidas de los afamados talleres de plateros llerenenses.Atar de Plata De La Capilla de San Juan

Sepulcro de La Iglesia De SantiagoEn la iglesia de Santiago se custodian además de una interesante serie de retablos, pinturas e imágenes de estética barroca, el sepulcro del Maestre de la Orden de Santiago don Alonso de Cárdenas y de su esposa doña Leonor de Luna, obra de gran calidad de estilo gótico internacional, del tipo exento, labrado todo él en alabastro. El sepulcro que fue tristemente adosado a uno de los muros de la cabecera del templo cuenta además de con las efigies de don Alonso y su esposa con el yelmo y el caballo a los pies y un ángel que porta el libro de oraciones respectivamente, con una serie de tableros en los que se labran los escudos de las dos familias sostenidos por sonrientes ángeles, así como las efigies de santos y apóstoles como Santiago el Menor, Santa Práxedes, Santa María Salome, etc. Estos tableros se sitúan en la actualidad policromados y en la predella del retablo mayor. También es de destacar la imagen goticista del titulardel templo, Imagen De SantiagoSantiago, representado como peregrino, de talleres llerenense y fechable en el primer tercio del siglo XVI. En la sacristía del templo se conserva un curioso y pequeño armario, también del siglo XVI, adornado con pinturas de ángeles y las efigies de San Pedro y San Pablo que debió de servir en otro tiempo para guardar en su interior los vasos y ornamentos sagrados.

También son muy numerosas las obras de arte mueble que alberga el Convento de Santa Clara, muchas de ellas de excepcional calidad y maestría inigualable. Es el caso de la imagen de San Jerónimo Penitente de Martínez MontañésSan Jerónimo Penitente que hacia 1600 ejecutara junto con el retablo mayor del templo el artista sevillano Juan Martínez Montañés. También se atribuyen a Montañés las imágenes de San Francisco y de Cristo Resucitado lamentablemente desvirtuadas por repintes posteriores. Es tremendamente llamativa por su calidad y teatralidad barroca la imagen de Cristo yacente situado en el lado del Evangelio del coro bajo de la iglesia cuyo pecho se abre para albergar un sagrario hornacina. También se conservan en la clausura del convento dos crucificados de marfil, ambos del siglo XVI, uno de ellos de pequeño tamaño de escuela hispano-filipina y el otro donado por el licenciado Luis Zapata de escuela castellana. Además en la iglesia de este convento podemos admirar magnificas muestras de al pintura española del siglo XVII como es el caso de las pinturas alegóricas de la pasión de Cristo, del coro bajo, o los retablos de “La Porciuncula” o de la “Expulsión de los sarracenos por Clara de Asís”Retablo Expulsion De Los Sarracedos por Clara de Asís en Santa Clara .

En la iglesia de la Concepción podemos destacar como obra más sobresalientes de entre todas las que allí se conservan, el retablo de “La Imposición de la Casulla a San Ildefonso” obra atribuida al escultor llerenense del siglo XVI Luis Hernández. En la actualidad se encuentra incluido en este retablo una urna de cristal que alberga la imagen del Santísimo Cristo de los Agonizantes, propiedad de la Ilma. Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Señora de la Soledad y el Santo Entierro, emotiva imagen que gozó de gran devoción y popularidad entre los fieles de la ciudad en los siglos pasados.

Además de las interesantes muestras de pintura, escultura, platería… conservadas en las distintas iglesias y conventos de la ciudad hemos de hacer mención a aquellas que se custodian en los palacios de la misma. Es el caso de la imagen del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, del siglo XVI y la mazas de plata de 1588Mazas de Plata 1588del Palacio Consistorial o el crucificado gótico del siglo XIII del Palacio Maestral.Cristo de la Veracruz

 

También es digno de mención el rico patrimonio artístico propiedad de las hermandades y cofradías de la ciudad, obras de escultura, orfebrería y bordados con una antigüedad en mucho de los casos superior a los trescientos años.

El folclore perdido

Trajes Típicos

Las tradiciones de los pueblos quedan reflejadas en los usos y costumbres de sus vecinos, y el FOLKLORE es una de las representaciones populares que se van transmitiendo de generación en generación vía de la expresión musical y oral.

La danza más representativa de Llerena es la “jotilla” y sus títulos más conocidos son la “JOTILLA DE SAN MIGUEL” también llamada de la Romería, que se bailaba en la ermita de la sierra de su nombre; la “JOTILLA DE LOS QUINTOS”, bailada por grupo de seis parejas, era representada en la plaza por los mozos y sus novias el día que aquellos se marqueaban para hacer el Servicio Militar; y las “JOTILLAS DE LLERENA” que se danzaba con motivo de la celebración de cualquier fiesta popular, bodas, matanzas, etc.

Otras manifestaciones folklóricas se representan en forma de fandangos, verdiales, malagueñas, forrajeados (baile parecido al pasodoble), etc.

Los instrumentos musicales que acompañan a las danzas son la guitarra clásica, el acordeón, botellas estriadas que se hacían sonar con un cubierto, cencerros, tapaderas de cazuelas y aros de panderetas y panderos.

Hasta hace unos años Llerena contaba con un Grupo de Coros y Danzas, “Asociación Folklórica Turdulia”, fundado en 1968 por la Delegación Local de la Sección Femenina, que actuó en casi la totalidad de pueblos de Extremadura, así como representó a la región extremeña en diversos festivales folclóricos por toda la geografía nacional. Entre las danzas típicamente llerenenses rescatadas por Turdulia destacan:

Grupo de Coros y Danzas

“Jotilla de Quintos”,

“A la gira, a la gira”,

“Jotillas de Romería”,

“Jotillas de Llerena”,

“El baile de las molineras”,

“Cantares antiguos de Llerena”,

“El capotín”,

“Ea rorro (nana)”,

“¡Viva la jota!”, entre otras.

La indumentaria tradicional (popular de Llerena), fue recopilada e investigada por Juan Manuel González, entre los años 1975 a 1979.
Se compone el traje femenino de refajo de varios y vivos colores, bordados a punto de cruz, camisa, mantoncillo, delantal y “faltriquera”, de color negro y bordados con ramilletes con motivos florales.

El traje masculino se ajusta a la línea tradicional en la vestimenta popular del S. XVIII, siendo austero, sencillo a la par que elegante. Destaca de todo el conjunto el chaleco por su abrochado mediante 18 bellotitas de plata a cada lateral del mismo.

Textos de Juan Manuel González.