Estudiantes ‘tenaces’: ¿se puede entrenar la fuerza de voluntad?

Estudiantes ‘tenaces’: ¿se puede entrenar la fuerza de voluntad?

Yuganov Konstantin / Shutterstock

Álvaro Postigo Gutiérrez, Universidad de Oviedo; Eduardo García Cueto, Universidad de Oviedo; José Muñiz, Universidad Nebrija; Marcelino Cuesta Izquierdo, Universidad de Oviedo y Rubén Fernández-Alonso, Universidad de Oviedo

Un nuevo fantasma recorre la escuela, el fantasma de la tenacidad, conocido en las investigaciones como grit, su equivalente en inglés.

Los factores que condicionan el rendimiento escolar de los estudiantes son conocidos de antiguo por los expertos en Psicología Educativa. Unos son de carácter personal, como las aptitudes y las actitudes, otros de tipo contextual, como el nivel socioeconómico y cultural, y los terceros provienen del centro educativo, como los profesores o el clima de trabajo. Todo ello estaba bastante claro y los expertos investigan de forma exhaustiva el peso de cada uno de esos agentes.

Pero de repente ha irrumpido en la escena un nuevo actor: la tenacidad, el grit. Seguramente la mayoría de los lectores no hayan oído jamás esta palabreja, que pasamos a explicar.

Perseverancia y concentración

En el contexto académico y laboral, grit se puede traducir al español como determinación, tenacidad o firmeza de carácter y quienes lo poseen en alto grado pueden ser llamados grittiers. Viene a ser la pasión y la perseverancia por objetivos a largo plazo e implica mantener el esfuerzo y el interés a lo largo del tiempo, sin perder el foco en el objetivo propuesto, a pesar de la adversidad y los tropiezos en el camino.

Tiene, por tanto, mucho que ver con la resiliencia académica. Los grittiers consideran el progreso como un maratón y su principal ventaja es la resistencia.

Combinación de esfuerzo e interés

El grit no es solo esfuerzo ni solo interés, es una combinación de ambas que permite a los estudiantes alcanzar el éxito académico. Hay muchos a quienes les apasiona el piano pero se rinden fácilmente cada vez que tratan de aprender a tocarlo, no tienen madera de grittiers.

Los grittiers destacan por un gusto por el estudio y una consistencia en los intereses escolares. Además, se esfuerzan para lograr buenos resultados, atendiendo en clase, persistiendo para finalizar las tareas y procurando tener los cuadernos limpios y ordenados.

Se han desarrollado diferentes cuestionarios e instrumentos de medida para evaluar el grit de los estudiantes. Nuestro propio grupo de investigación ha publicado uno recientemente.

El peaje de la adolescencia

Un seguimiento temporal de los estudiantes muestra que el nivel de grit cambia a medida que van cumpliendo años. Así, según un trabajo reciente de nuestro grupo de investigación, se pasa de un 63 % de estudiantes grittiers en la etapa primaria a solo un 16 % en la etapa secundaria: es el peaje de la adolescencia.

Como era de esperar, aquellos estudiantes que consiguen en la etapa secundaria mantener su pasión y perseverancia por lo académico son los que obtienen un mejor rendimiento escolar.

¿Se puede mejorar?

La buena noticia es que el nivel de tenacidad de los estudiantes es mejorable, como ocurre con otras competencias blandas (como las habilidades sociales o la inteligencia emocional). Se han empezado a implementar en las escuelas programas que promuevan la tenacidad.

Una de las intervenciones que ha demostrado mejorarlo va encaminada a fomentar una mentalidad de crecimiento: consiste en que los estudiantes sean conscientes de su capacidad para modificar sus habilidades personales, desterrar el fatalismo, es decir, que piensen que con esfuerzo y perseverancia pueden llegar a alcanzar metas a largo plazo, creer en sus posibilidades.

Para lograrlo es clave enseñar a los estudiantes la gestión de los desafíos: que los vean como situaciones que se pueden asumir y superar con el tiempo y con esfuerzo. Por ejemplo, ante una situación de suspenso en un examen, el estudiante puede hacer atribuciones externas, como pensar que esa asignatura no es lo suyo o que el profesor le tiene manía. Sin embargo, si logramos que reconozca que simplemente necesita más esfuerzo por su parte aumentaremos la probabilidad de que tome las riendas de su comportamiento. De ese modo, empezará a ver los frutos de su esfuerzo, despertando el interés cuando las cosas vayan mejor.

No es la idea de que con esfuerzo siempre se llega, pero sí de que sin esfuerzo nunca se llega. El esfuerzo y la perseverancia son la gasolina que alimenta al talento.

¿Nuevo odre para el vino viejo?

Seguro que el lector estará pensando que esto de la tenacidad no es otra cosa que la fuerza de voluntad y de carácter de toda la vida y no está solo en ese pensamiento. Muchos expertos consideran que no es nada nuevo, meros conocimientos clásicos con un empaquetado actualizado, vino viejo en odre nuevo, algo parecido a lo que ya pasó en su día con otros conceptos como la inteligencia emocional.

La capacidad del grit para predecir el rendimiento académico es muy controvertida, con resultados dispares hasta la fecha, pero eso ya es otra cuestión que daría para otro artículo; de momento queda presentado el nuevo actor en la escena escolar, esa era la idea.The Conversation

Álvaro Postigo Gutiérrez, Investigador predoctoral, Universidad de Oviedo; Eduardo García Cueto, Catedrático de Psicometría, Universidad de Oviedo; José Muñiz, Catedrático de Psicometría y Rector, Universidad Nebrija; Marcelino Cuesta Izquierdo, Catedrático de Psicometría, Universidad de Oviedo y Rubén Fernández-Alonso, Profesor del Departamento de Ciencias de la Educación, Universidad de Oviedo

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.