Espectacular fin de temporada del Teatro de la Zarzuela con danza, canto y gran interpretación joven

“Zarzuela en danza” se podrá disfrutar en 11 sesiones del 15 de junio al 7 de julio

 

Texto: Enrique Sancho

Fotos: Javier del Real y Carmen Cespedosa

 

No ha podido haber un mejor broche final para cerrar la temporada del Teatro de la Zarzuela que el espectáculo “Zarzuela en danza” que una veintena de jóvenes interpretan del 25 de junio al 7 de julio, en el que dan lo mejor de sí mismos: danza, canto, recitado, interpretación… y ganas de fiesta. Se trata de una fantástica y a la vez sencilla producción que recorre las más atractivas escenas de baile y danza de la historia de la zarzuela.

 

Es un espectáculo teatral distinto planteado como una fiesta en la que se celebra la zarzuela y la danza a partes iguales con la magia de un texto, la mayor parte en ingenioso verso, que también baila, concebido por el polifacético y reconocido dramaturgo Álvaro Tato. Fragmentos de las más conocidas zarzuelas de Bretón, Chapí, Chueca, Vives y algunos más, con el flirteo añadido de alguna nueva canción popular. La dirección musical corre a cargo de Arturo Díez Boscovich al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, la de escena y coreografía es de Nuria Castejón la dramaturgia, el mencionado Álvaro Tato, la escenografía de Carmen Castañón, el vestuario de Gabriela Salaverri y la estupenda iluminación de Eduardo Bravo.

Además del espectáculo visual y sonoro, la obra es una reivindicación de un género, llamado “chico” que muchas veces se ha dado por muerto o moribundo pero que producciones como esta demuestran que está más vivo que nunca y que debe seguir siendo seña de identidad de lo español. La zarzuela es pasado pero es también un puente al futuro y hay que reescribirla. Entre los fragmentos puestos en escena destacan algunos muy conocidos, como el intermedio de ‘La leyenda del beso’, el fandango de ‘Doña Francisquita’, la jota de ‘Gigantes y cabezudos’, y un largo etcétera.

Escenarios y estilos variados

Desde una corrala de vecinos una tarde de verbena hasta las alfombras voladoras del lejano Oriente, desde el Patio de Cuchilleros carnavalesco hasta las hogueras de gitanos al borde del camino, pasando por prisiones, islas caribeñas o callejuelas de extrarradios, este viaje onírico al corazón de la Zarzuela lleva por diferentes escenarios y situaciones marcadas por la danza con mayúsculas. Por primera vez se reúnen en escena las más destacadas piezas de danza concebidas en las partituras de las zarzuelas. A lo largo del espectáculo se disfruta de los diferentes estilos como el clásico español, la escuela bolera, el flamenco, el ballet y la danza contemporánea, combinando los distintos estilos y lenguajes. Todo hilvanado por la música, el canto y un libreto en verso y prosa que nos lleva por los diversos episodios de un sueño tragicómico y delirante lleno de personajes: las vecinas castizas, los compositores Chueca y Barbieri, el poeta preso, la gitana Amapola, el trío de transportistas —taxista, calesero y conductor de alfombra voladora— e incluso la propia Zarzuela, esa sombra escurridiza que va mudando de aspecto cada época…

Hay que valorar especialmente el trabajo de los jóvenes bailarines y de los cantantes que comparten la escena, que en la mayoría de los casos han tenido que aprender otras disciplinas para lograr una combinación de danza, teatro y música y que no forman parte de una compañía sino que han sido seleccionados uno a uno para la obra. Son Cristina Arias, Ana Arroyo, Xavier Benaque, Juan Berlanga, Celeste Cerezo, María Ángeles Fernández, Alberto Ferrero, Francisco Guerrero, María López, Helena Martín, Daniel Morillo, Silvia Piñar, Luis Romero, Christian Sandoval, y comparten escenario con la mezzosoprano Ana Cristina Marco (‘El barberillo de Lavapiés’), el tenor Néstor Losán (‘Juan José’) y el barítono Germán Olvera (‘Marina’). En opinión de la directora de escena y coreógrafa, Nuria Castejón, «Ellos se dejan la piel en el escenario, tienen muchos cambios de disciplinas y de ropa, y todo en una hora y media que se te pasa volando».

Esta dedicación en gente tan joven tiene especial mérito ya que como también indica el director del Teatro de la Zarzuela, Daniel Blanco, «hoy en día no existe una protección para los bailarines, no se toma en cuenta que la vida de un bailarín es breve, no están cubiertos, ni respaldados y debería existir una cobertura para esa persona que se ha dedicado toda a su vida a la danza y que a sus 35 años tiene que dedicarse a dar clases.” Bianco también ha lamentado que «la sociedad no entiende la vida del actor ni que su actividad tiene fecha de caducidad. No puede ser que una persona dedique su vida a la danza y que al principio todo sea gloria, pero luego venga la angustia porque no tienen un respaldo».

Todo el espectáculo derrocha imaginación, modernidad, coordinación entre la danza, la música y el canto y una magnífica continuidad entre las diferentes escenas, realzadas por una perfecta iluminación y el colorido de los trajes. Como remata Nuria Castejón: “Este es un espectáculo que los amantes de la zarzuela y de la danza no deben perderse, es un emocionante viaje a través de los parajes y horizontes de la Zarzuela, contado desde la Danza”.

Información y entradas:

http://teatrodelazarzuela.mcu.es/es/