El presidente Sánchez visita China y busca protagonizar un encuentro de trascendencia con el presidente Xi Jinping

El presidente Sánchez visita China y busca protagonizar un encuentro de trascendencia con el presidente Xi Jinping mientras Von der Leyen se lo boicotea con su declaración de que “Cualquier plan de paz que consolide de hecho las anexiones de Rusia simplemente no es viable. Tenemos que ser francos en este punto” en referencia al intento de mediación en la búsqueda de la paz de Xi Jinping en su reciente visita a Moscú.

China, con sabiduría confuciana y taoísta milenaria, es mucho más pragmática y pide a las partes que primero se sienten a negociar y que en torno a la mesa de diálogo se comiencen a buscar soluciones totales o parciales. Inteligente formula, antes de que siga enquistadas otras alternativas posibles.

Pekín pide el respeto a la soberanía e integridad territorial de los países, pero también rechaza las sanciones como medio de presión y reclama que se atiendan las “legítimas preocupaciones de seguridad de todas las partes”, en directa referencia a una Rusia que considera amenazadores los avances de la OTAN hacia Ucrania y la intención de Estados Unidos de acelerar su adhesión en la Alianza, una de las razones esgrimidas por Moscú para lanzar su invasión “preventiva”.

No se puede pedir a China que cambie su política exterior y deje a Rusia en un segundo plano y que siga las directrices que marca su principal adversario, Estados Unidos. Un contrincante que además ha logrado llevar a la OTAN, al escenario asiático como recoge el concepto de seguridad de la OTAN aprobado en junio pasado en la cumbre de Madrid.

Jorge A Capote Abreu