El emérito se ríe, una vez mas, de los españoles

Juan Carlos de Borbón, que fuera Rey de España, se lleva su patrimonio y no paga sus impuestos en España. Este personaje que un día fue respetado por la mayoría de los españoles ha sabido granjearse su desprecio con su conducta de crápula y proceder delictivo. Solo las prerrogativas que tiene como ex Jefe de Estado le han permitido no visitar la cárcel como el gran farsante, comisionista, corrupto y evasor de capitales que es. Muchos son ya los libros que narran sus tropelías a los que se une este KING CORP. de Jose María Olmo y Javier Fernandez.

En el imperio de Juan Carlos I, que abarca desde Panamá hasta Suiza pasando por los países árabes del golfo Pérsico, nunca se pone el sol ni, lo que es más importante, se acaba la liquidez.

King Corp. sigue los pasos del dinero, como mandan los cánones del periodismo de investigación, sin olvidarse de recrear la atmósfera corrupta de una época y un país. En este sentido, King Corp. es un bestiario de las élites españolas que se hicieron (aún más) ricas y poderosas a la sombra del rey; una crónica negra (con un inevitable fondo rosa) por donde desfilan narcos, abogados suizos y traficantes de armas (entre otros); y un manual de instrucciones para guiarse por el laberinto de escándalos financieros y procedimientos judiciales que amenazaron con sentar en el banquillo a un rey por primera vez en la historia de España.

Es también el relato minucioso y vibrante de la connivencia social, judicial y política que permitió al jefe del Estado acumular centenares de millones de euros en paraísos fiscales, usar el patrimonio del Estado en beneficio propio y jugar con los servicios de inteligencia como si fuesen sus soldaditos de plomo.

Además de dotar de contexto y de textura narrativa a muchas informaciones publicadas de forma fragmentaria en los últimos años, José María Olmo y David Fernández revelan activos, colaboradores y episodios del inmenso conglomerado económico de Juan Carlos I que habían permanecido ocultos hasta ahora, tras acceder en exclusiva a documentos bancarios, correos electrónicos y fotografías, así como a testimonios de banqueros, empresarios, trabajadores de la Zarzuela, militares, miembros de los servicios secretos, amigos íntimos y examantes de Juan Carlos I.