Huyendo de la ciudad, nosotros, este año 2016, hemos decidido embarcarnos, en pleno mes de diciembre, en un crucero por mares africanos.
Ignoramos todo, vamos como los ciegos que no saben por dónde deben caminar; sin embargo, considero que la vida está hecha para experimentar, para que nos sorprenda. Es bueno y positivo sorprender, asimismo a la vida, a la pareja, a los hijos; a los amigos… Y a vosotros, que desde este portal virtual viajaréis por un montón de rincones, de lugares que ni siquiera, en sueños, habríais podido concebir.
Un breve adelanto de lo que descubriremos en Navidad
El día 22 de diciembre, temprano, saldremos desde el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas hacia la capital francesa. Y en París tomaremos otro avión que nos llevará hasta Isla Mauricio.
Una vez en puerto el barco Costa Neoromántica (propiedad de la naviera Costa Cruceros) nos estará esperando con los brazos abiertos para navegar sobre su cascote –de proa a popa, a babor y estribor- por las aguas del Océano Índico.
En los países de Seychelles y Madagascar, de no sé qué días ni a qué horas, desembarcaremos para perdernos por afrodisiacas playas en Navidad; para deambular por sitios maravillosos, llenos de magia y misterio; y de cosas muy diferentes a las habituales navidades. Donde observaremos otras culturas, otras gentes; la diversidad… Otra vida que existe en una misma Tierra: la nuestra.
El espíritu navideño no nos dejará ni un solo momento: la Noche Buena, el día de Navidad, la Noche Vieja, la víspera de Reyes… El propio día de los Reyes Magos nos sorprenderá arribando o zarpando hacia otros puertos de Isla Reunión e Isla Mauricio; territorios fascinantes denominados franceses de ultramar.
Poco más hay que añadir sobre nuestro proyecto de Navidad. Al regreso os diremos el nombre de los puertos visitados; de todas y cada una de las excursiones recomendadas por distintas agencias de viajes. Cual navegante afortunado, narraré nuestras andanzas. Y compartiremos con vosotros las apasionadas expediciones que haremos por un Mundo que, a día de hoy, Antonio y yo misma debemos descubrir.
Por Carolina Olivares Rodríguez y Antonio Mora Ayora.